Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.Lucas 15:31.
Lectura: Lucas
15:11-32. Versículo del día: Lucas
15:31.
MEDITACIÓN DIARIA
Siempre hemos visto la
enseñanza de la parábola del ‘Hijo perdido’ o más común llamada del ‘Hijo
pródigo’, desde la óptica del que se va, pero regresa arrepentido. Considero que también nos deja una gran
lección lo sucedido con el otro hijo, con el que ha sido fiel y siempre está al
lado del padre.
Me parece importante
porque ese es el lugar que todo cristiano tiene junto al Padre celestial, y se
está perdiendo de recibir las bendiciones que Él ofrece simplemente porque le falta
conocimiento de su Palabra. Ese “todo lo
que tengo es tuyo” es para el cristiano, para el nacido de nuevo con el Señor
Jesucristo. Somos sus hijos (Juan 1:12), y como hijos podemos pedir y seguro
que nuestro Padre responderá de la mejor manera: “Pues si ustedes, aun siendo
malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el
cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mateo 7:11). Dice también el
apóstol Santiago que: “No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con
malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones” (Santiago 4:2-3). Es
claro. Si un niño le pide a su papá de regalo una cuchilla, seguro que no se la
dará porque sabe que se haría daño; igualmente es Dios con sus hijos, sabe que
les conviene y qué no.
“¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,
que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!” (1 Juan 3:1). No desaprovechemos ese amor. Dios como Padre
nos da un amor perfecto; un amor inigualable, un amor ágape y tenemos que
aprender a disfrutar ese amor. El mejor
regalo para todo ser humano es que se le llame hijo de Dios y Cristo Jesús, es
el amor perfecto que nos lleva a formar parte de la familia divina.
Amado Padre celestial:
Muchas gracias por llamarnos tus hijos. Qué hermoso saber que tenemos al mejor
Papito del universo; al que siempre quiere tenernos a su lado y desea que
gocemos de todos sus beneficios porque somos sus herederos. ¡Qué gran
privilegio Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario