Me halagan de labios para afuera, pero después solo buscan las ganancias injustas.
Ezequiel 33:31c. NVI.
Lectura: Ezequiel
33:21-33. Versículo del día: Ezequiel
33:31c.
MEDITACIÓN DIARIA
Tal como lo describe
Ezequiel, así pasa muchas veces: se espera llegar al día de la predicación, se
acercan todos y se sientan a escuchar lo que el Señor va a hablar por
intermedio del Pastor, pero al salir todo queda olvidado y nada se practica
(vv. 30-31). No hay una conversión de verdad; “Me halagan de labios para afuera”.
En el mundo se obra tan
hipócritamente que pareciese que pensáramos que con Dios las cosas son de la
misma manera y ¡cuán equivocados estamos! Dios ama al de corazón íntegro. Esa
integridad debe cubrir todas las áreas de nuestra vida y saber que, por encima
de todo, está el amor a Dios. Esto no quiere decir que no vamos a pecar;
infortunadamente todavía vivimos en esta carne y la naturaleza pecaminosa nos
arrastra a hacer lo que Dios no quiere. Pero como decía Pablo: “¡Soy un pobre
miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo
nuestro Señor!” (Romanos 7:24-25). Sí, gracias a nuestro buen Jesús quien ya se
llevó todo el peso de nuestros pecados. El Señor vaya haciendo su obra en cada
uno y renovando día a día la vida de los que hemos llegado a sus pies.
Amado Señor Jesús:
queremos ser transparentes y hablar Contigo cara a cara sin tapujos ni
mentiras. Tú, más que nadie nos conoces y sabes todo cuánto somos. Toma
nuestras vidas y saca lo que aún esté interrumpiendo esa relación. Perdona
Señor nuestra infidelidad y llévanos por el camino recto. Muchas gracias
bendito Señor.
Un abrazo y bendiciones.