jueves, 31 de octubre de 2013

Fuente inagotable de amor y fidelidad




Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes. 
Salmo 36:5.


Lectura: Salmo 36:1-12.  Versículo del día: Salmo 36:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que los cristianos no percibimos o apreciamos como debiera ser, tanto el concepto del amor como el de la fidelidad de Dios. Si lo entendiéramos de verdad, tendríamos más tranquilidad y confianza en el Dios que hemos creído. Y es que los atributos de Dios nadie los puede medir ni imaginar en extensión. Son como bien dice la canción que hace unos años se escuchaba en las iglesias sobre el amor de Dios: “Tan alto que no puedo estar arriba de él.  Tan bajo que no  puedo estar debajo de él. Tan ancho que no puedo estar afuera de él. ¡Tan grande es el amor de Dios!”.  E igual pasa con su fidelidad, con su poder, con su perdón y todos sus demás atributos; son incomparables e infinitos. Nuestra mente no los puede abarcar.
Si Jeremías, a quienes muchos llaman como ‘el profeta llorón’, en medio de su dolor y lamento pudo visualizar su gran amor y fidelidad, ¿por qué nosotros no?  “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.  Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!   Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»” (Lamentaciones 3:22-24).  Así es. Podemos no tener absolutamente nada, pero si tenemos al Rey de reyes y Señor de Señores, con eso nos basta y nos sobra, porque cada nuevo amanecer es un dechado de su bondad y fidelidad.  Pase lo que pase, el Señor estará ahí, y hará lo que tenga que hacer para sacarnos avante en la adversidad. ¡Confiemos porque  Él no cambia!
Lo que tenemos es que aprender a afianzarnos en su Palabra y pedirle al Espíritu Santo  que aumente nuestra fe y abra nuestros ojos y entendimiento, para visualizar como en realidad son, su gran amor y fidelidad. “Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia,  pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—“ (Jeremías 9:24).

Amado Padre celestial: Gracias por tu amor incomparable. Sabemos que por ese amor entregaste a tu Hijo amado a la humanidad y aun así, nuestra mente no alcanza a abarcarlo porque es interminable. Gracias porque mañana tras mañana; noche tras noche tú nos asombras. ¡Tú eres la fuente inagotable de amor y fidelidad!   

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Al caído, no caerle sino levantarlo




Pero yo tropecé, y ellos se alegraron, y a una se juntaron contra mí.  Gente extraña, que yo no conocía, me calumniaba sin cesar.  
 Salmo 35:15.


Lectura: Salmo 35:1-28.  Versículo del día: Salmo 35:15.

MEDITACIÓN DIARIA

No solamente le pasó al rey David; también a Job, a Jeremías, y nos pasa o puede pasar a nosotros.  Tal vez, muchos sinceramente sí están a nuestro lado en tiempos difíciles, pero hay otros tantos que al revés: están esperando el menor tropiezo, para poner su dedo acusador, o para alegrarse y más bien hacernos el ‘hazmerreír’ o comidilla en los círculos sociales, aun como dice el versículo del día: con gente extraña que ni siquiera conocemos.  De lo que no se percatan, es que estas actuaciones se pueden revertir.  Recordemos que de lo sembrado, cosecharemos.
En estos casos es donde poco  atendemos y obedecemos, porque ¡cuán difícil es poner la otra mejilla, cuando ya nos han abofeteado la primera!  Pero no debemos preocuparnos, porque hay alguien que abogará y saldrá a nuestro favor.
Aprendamos a sincerarnos con el Señor y decirle lo que en realidad estamos sintiendo; a Él no lo podemos engañar. David le decía: “Señor, tú has visto todo esto; no te quedes callado.  ¡Señor, no te alejes de mí! ¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme!  Júzgame según tu justicia, Señor mi Dios;  no dejes que se burlen de mí. No permitas que piensen: «¡Así queríamos verlo!» No permitas que digan: «Nos lo hemos tragado vivo»”. (vv. 22-25).
La respuesta del Señor no se hará esperar; nos contestará igual que a David en sus múltiples aflicciones: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!  Clamo al Señor a voz en cuello,  y desde su monte santo él me responde” (Salmo 3:3-4).  Éste es el Dios que tenemos, el que nos defiende y en vez de martillarnos lo malo, nos atrae y llena con su amor. No sigamos la máxima de: ‘Al caído caerle’ porque entonces, no obtendremos bendición. Aprendamos más bien, que al caído tenemos que ayudar a levantarlo. Eso es lo que espera Dios que hagamos.

Amado Señor: Gracias por ser tú quien sales a defendernos cuando los enemigos nos atacan.  Gracias porque siempre nos rodeas con tu escudo protector y no permites que quedemos en vergüenza frente a los adversarios. ¡Podemos confiar en ti, Señor! ¡Tú siempre nos miras con misericordia y amor!

Un abrazo y bendiciones.

martes, 29 de octubre de 2013

En nuestras manos está




Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos gobiernan, el pueblo gime.  
 Proverbios 29:2.


Lectura: Proverbios 29:1-27.  Versículo del día: Proverbios 29:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Si según estadísticas se dice que más o menos el veinte por ciento de la población de Colombia ya ha alcanzado la fe en Jesucristo; considero entonces, que ya es hora de que los cristianos nos hagamos sentir.  Bien podemos ser nosotros los que con votación recta y a conciencia elijamos a quienes nos van a gobernar, “para que no reinen los malvados ni se le tiendan trampas a su pueblo” (Job 34:30).  
Si no queremos ver tanta injusticia en nuestras manos está; dice la Palabra de Dios que: “Con justicia el rey da estabilidad al país; cuando lo abruma con tributos, lo destruye” (v. 4 en la lectura). Tenemos que ser conscientes, que todos los problemas de grupos alzados en armas, han sido consecuencia de tanta injusticia social. 
Pidámosle al Señor que ahora que empezaron las campañas por las candidaturas, sean elegidas personas temerosas de Él; visionarias de un mejor mañana no solo para los jóvenes y niños, sino también para los adultos y adultos mayores que igual necesitan un futuro promisorio. “Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!” (v. 18). De nosotros depende. ¡Dios permita que triunfen los justos!

Amado Señor: Te rogamos por nuestra patria maltratada y bañada en sangre para que tengas misericordia de ella. Te pedimos perdón en nombre de todos los colombianos que de una u otra manera hemos sido partícipes de tanta humillación hacia nuestros conciudadanos, especialmente a la gente más vulnerable como viudas, huérfanos, desplazados, campesinos y obreros.  Danos sabiduría y discernimiento para saber elegir no solo a quién dirigirá a la nación, sino especialmente a aquellos que adquieren el poder de  legislar, para que lo hagan sabiendo que tienen que darte cuenta a ti de su gestión.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 28 de octubre de 2013

El reto es comprobar su bondad



Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian.  
 Salmo 34:8.


Lectura: Salmo 34:1-22.  Versículo del día: Salmo 34:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Nunca podemos saber exactamente cómo es una cosa, si antes no la probamos.  O si estamos con sed y nos ponen al frente un vaso con agua refrescante y otro líquido transparente como bebida alcohólica: si no probamos, no sabremos cuál es la rica agua que necesitamos.  Así también cuando nos hablan del Dios eterno, amoroso y misericordioso no podemos entenderlo, hasta que nos decidimos a  degustarlo  y comprobar personalmente si en verdad el Dios que nos están mostrando es el que dice ser en realidad.
No podemos  gozar de tan extraordinarios privilegios, si primero no nos dejamos cautivar por Él y aceptamos su invitación de ir a cenar juntos en su mesa (Apocalipsis 3:20).  Una vez ya en su compañía, decirle que le agradecemos y aceptamos todo lo que su amado Hijo vino a pagar por nosotros.  Reconocer que no somos nada ante Él y que solo por su infinita misericordia y amor, estamos aquí en este mundo.  Hay que tener claridad  en que el hecho de aceptarlo  en nuestra vida no quiere decir que no vayamos a pasar necesidades: “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas” (v. 19).
Al buscarnos incansablemente el Señor y llevarnos a su redil, evidenciamos su inmensa bondad. Ya no es porque nos cuenten sino que personalmente pudimos comprobar su inigualable amor. Ahora nos queda alejarnos del pecado y permitir que el Señor poco a poco nos vaya regenerando. Para esto pongamos en práctica la recomendación del apóstol Pedro: “Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,  ahora que han probado lo bueno que es el Señor” (1 Pedro 2:1-3 el subrayado es personal). Dejémonos instruir por su Palabra y cada nuevo día, tendremos que dar cuenta de un nuevo beneficio de Dios para los que le aman. Comprobaremos también la dulzura de sus palabras (Salmo 119:103) y cómo vamos creciendo en su gracia por haber buscado refugio en Él.

Amado Señor: Gracias porque en verdad tu Palabra es más dulce que la miel y a través de ella, nos muestras diariamente tu favor.  Queremos deleitarnos en ti, quien eres la fuente inagotable de bondad, ternura, amor, comprensión, misericordia y perdón.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 27 de octubre de 2013

Todos mis caminos te son conocidos



Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones
 Salmo 33:15.


Lectura: Salmo 33:1-22.  Versículo del día: Salmo 33:15.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Quién más para conocer el corazón del hombre que su Creador? “Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;  aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares” (Salmo 139:1-3).   
Es indudable que Dios le da al hombre el libre albedrío y espera de él obediencia.  Cuando creemos en Jesucristo se empieza a tejer el  propósito claro para nuestra vida.  Propósito que día tras día irá transformándonos (Romanos 12:2), hasta llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13). Poco a poco vamos creciendo y desarrollándonos de acuerdo a su santa voluntad. Como tampoco la vida cristiana es un lecho de rosas, nos vamos a enfrentar a desilusiones y fracasos y quizá de pronto queremos abandonarle y dar marcha atrás, pero sus ojos bondadosos vuelven a posarse en los suyos y nos rescata nuevamente. “El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles” (2 Crónicas 16:9a), porque Dios es inmutable, Él no cambia y hasta en esos fracasos está a nuestro lado, apoyándonos y levantándonos.
Si le aceptamos en nuestra vida y le dijimos: “Haz de mí la persona que quieres que yo sea”, tenemos que convencernos que cada día es una nueva lección de aprendizaje.  Que así queramos huir hacia el sitio que sea, no podemos porque allí estará el Señor.  Esto se constituye en una bendición sobrenatural la cual personalmente yo acojo emocionada porque primero, me da seguridad de salvación; y segundo me siento tan amada por mi Señor, que ese amor tan sublime solo me permite adorarle y agradecerle. “Todos mis caminos te son conocidos”  

Amado Señor: Gracias por habernos escogido dentro de los tuyos. Queremos hacer tu voluntad; pon en nosotros el querer como el hacer para no defraudarte y seguir correctamente por el camino que nos lleve de triunfo en triunfo.

Un abrazo y bendiciones.