Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
1 Juan 4:7. NVI.
Lectura: 1 Juan 4:7-21. Versículo del día: 1 Juan 4:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios sigue hablándome de
amor. Tal vez, el Precioso Espíritu Santo que gime por mí con gemidos
indecibles me lleva al amor verdadero. Antes, yo creía que me era muy fácil
amar, perdonar, restaurar. Con el tiempo me he dado cuenta que del decir al
hacer hay un recorrido y no he sido tan ‘buena’ al recorrerlo. Y como mi
interés es plasmar en los devocionales cada enseñanza del Señor, tengo que
escribir lo que me atañe al respecto y compartirlo con ustedes.
Pues bien. Es muy
sencillo (de palabra), porque en la práctica es otro cuento. Últimamente Dios me ha puesto en situaciones donde pierdo la paciencia fácilmente y me hace entender que me falta mucho todavía. Dice la lectura
que el que no ama no conoce a Dios ni ha nacido de Él. Dios manifestó su amor
hacia nosotros al enviar a su Hijo al mundo para que vivamos por medio de Él. “Y
nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el
Salvador del mundo. Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos llegado a saber y creer que
Dios nos ama” (v. 14-16).
Como conclusión, puedo
decir que he declarado a Jesús como mi Salvador personal reconociendo que es el
Hijo de Dios. Al creer en Él ya me estoy haciendo partícipe de su amor tanto
para expresarlo como para darlo. Y termina la lectura así: “Y él nos ha dado
este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano” (v. 21). Sé que
en mi propia fuerza no es posible. Tengo que ir al Padre y decirle claramente y
sin rodeos que permita a su Santo Espíritu hacerlo a través mío y que por favor
me recuerde cuantas veces sea necesario si estoy dando de ese, su amor.
Papito Dios: tu
Palabra que no regresa vacía cada día va haciendo una obra regeneradora y
especial en mi vida. Tú me conoces y sabes más que nadie lo que hay en mi
corazón. Te doy las gracias por enseñarme una y otra vez sobre el amor. Señor,
hasta que tu obra no quede completamente plasmada en mi ser, no me sueltes te
lo ruego. ¡Te amo mi Señor y Dios!
Un abrazo y bendiciones.