No temas, Jacob, siervo mío; no te asustes, Israel —afirma el Señor—. A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano; a tus descendientes los libraré del exilio. Volverás a vivir en paz y tranquilidad, y ya nadie te infundirá temor.
Jeremías 30:10. NVI.
Lectura: Jeremías 30:1-11.
Versículo del día: Jeremías 30:10.
MEDITACIÓN DIARIA
Entiendo que son las
palabras del Señor para los de su Iglesia. Bien nos dice que no nos asustemos;
nos librará del exilio al que hemos sido sometidos. Y digo exilio porque confinamiento
también es exilio. Y porque a pesar de estar en casa, esta encerrada ha llevado
al estrés a muchos matrimonios, a los niños y a los adultos mayores; mejor dicho,
a todos. Y es que cuando se nos priva de la libertad, las cosas empiezan a
cambiar dentro de nuestro sistema emocional y por ende se afecta igual el sistema
biológico.
Pero bueno, hay palabras
esperanzadoras en el versículo y es que nuestro Dios siempre tiene una salida
para los suyos y aquí está la promesa: “Volverás a vivir en paz y tranquilidad,
y ya nadie te infundirá temor”. Sí; porque lo que se percibe es un temor que se
ha derramado alrededor del mundo. Personalmente considero que esta epidemia no
es como nos la están pintando. Hay multitud de virus en el planeta tierra, pero
se dice que el más mortal es el virus del miedo; se apodera de ti y es muy
contagioso. Así que tengamos en cuenta lo que Dios nos dice en su Palabra: Él
permitirá que volvamos a vivir en paz y tranquilidad. No habrá más temor. La
vida continuará y nuestra vacuna esencial, es el Señor con nosotros. Guardemos
las precauciones como con cualquier resfriado, pero no nos dejemos acobardar del
miedo. El Señor es nuestro guardador.
Amado Señor: gracias
porque a pesar de estar aislados privados de nuestra libertad, estamos libres
Contigo. Gracias porque tu Palabra es verdad y la creemos como tal. Gracias
porque Tú devolverás la paz, el gozo y la tranquilidad para seguir con nuestros
quehaceres diarios. Buen Dios, no permitas que el enemigo siga haciendo de las
suyas mientras estamos encerrados. Gracias bendito Señor porque la victoria es
Tuya. ¡Te adoramos Señor!
Un abrazo y bendiciones.