sábado, 30 de mayo de 2020

Al final, la victoria sera Tuya


No temas, Jacob, siervo mío; no te asustes, Israel —afirma el Señor—. A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano; a tus descendientes los libraré del exilio. Volverás a vivir en paz y tranquilidad, y ya nadie te infundirá temor. 
Jeremías 30:10. NVI.

Lectura: Jeremías 30:1-11. Versículo del día: Jeremías 30:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Entiendo que son las palabras del Señor para los de su Iglesia. Bien nos dice que no nos asustemos; nos librará del exilio al que hemos sido sometidos. Y digo exilio porque confinamiento también es exilio. Y porque a pesar de estar en casa, esta encerrada ha llevado al estrés a muchos matrimonios, a los niños y a los adultos mayores; mejor dicho, a todos. Y es que cuando se nos priva de la libertad, las cosas empiezan a cambiar dentro de nuestro sistema emocional y por ende se afecta igual el sistema biológico.
Pero bueno, hay palabras esperanzadoras en el versículo y es que nuestro Dios siempre tiene una salida para los suyos y aquí está la promesa: “Volverás a vivir en paz y tranquilidad, y ya nadie te infundirá temor”. Sí; porque lo que se percibe es un temor que se ha derramado alrededor del mundo. Personalmente considero que esta epidemia no es como nos la están pintando. Hay multitud de virus en el planeta tierra, pero se dice que el más mortal es el virus del miedo; se apodera de ti y es muy contagioso. Así que tengamos en cuenta lo que Dios nos dice en su Palabra: Él permitirá que volvamos a vivir en paz y tranquilidad. No habrá más temor. La vida continuará y nuestra vacuna esencial, es el Señor con nosotros. Guardemos las precauciones como con cualquier resfriado, pero no nos dejemos acobardar del miedo. El Señor es nuestro guardador.

Amado Señor: gracias porque a pesar de estar aislados privados de nuestra libertad, estamos libres Contigo. Gracias porque tu Palabra es verdad y la creemos como tal. Gracias porque Tú devolverás la paz, el gozo y la tranquilidad para seguir con nuestros quehaceres diarios. Buen Dios, no permitas que el enemigo siga haciendo de las suyas mientras estamos encerrados. Gracias bendito Señor porque la victoria es Tuya. ¡Te adoramos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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