martes, 5 de mayo de 2020

¡Gloria y Honor al amor que me sedujo!


¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. 
Jeremías 20:7. NVI.

Lectura: Jeremías 20:7-13.  Versículo del día: Jeremías 20:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Definitivamente el Señor es quien coordina una cosa con otra. Anoche en el estudio bíblico con los de nuestra Iglesia de Broward, veíamos cómo por más que busquemos a Dios de una manera u otra, es Él quien siempre sale a buscarnos. Bien lo exclamó Jeremías: “¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir!”. Sí; es imposible negarse ante tanto amor derramado.
Solamente cuando comprendemos este gran amor dado a nosotros sin haber hecho absolutamente nada para merecerlo, es que podemos vivir completamente bajo la gracia. Les comparto unas frases que impactan, del libro que estamos leyendo (El llamamiento), en el estudio del grupo de la Congregación: ‘El secreto de buscar no radica en nuestro ascenso humano hacia Dios, sino en el descenso divino hasta nosotros’; ‘Empezamos buscando y acabamos ser hallados’. Esto no es nada más que su infinita gracia.  Amorosamente el Señor nos seduce. ¡Qué hermoso es dejarse seducir por el Amor de los amores!

Amado mío: Eres la fuente de mi vida. Eres el Todo para mí. Sin ti, no tiene reposo mi alma. Tú llenas mi universo con tu amor incondicional. Bendito Jesús, ningún logro aquí en la tierra es comparable con la gracia divina que Tú ofreces. ¡Aleluya! ¡Gloria y Honor al Amor que me sedujo!

Un abrazo y bendiciones.    

No hay comentarios: