miércoles, 30 de septiembre de 2015

Necesitamos una buena mezcla espiritual




Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. 
Lucas 6:47-48.


Lectura: Lucas 6:46-49.  Versículos del día: Lucas 6:47-48.

MEDITACIÓN DIARIA

Así como hay que hacer una buena mezcla de arena y cemento para  lograr la consistencia necesaria al pegar ladrillos y construir una casa, igualmente hay que levantar nuestra casa espiritual para el Señor. Primero que todo hay que revisar que el terreno sea firme para  no equivocarnos al construirla; no busquemos levantarla sobre la arena porque pronto se derrumbará.  Luego hagamos una buena, muy buena mezcla de oración y  lectura de la Biblia. La oración es el diálogo directo con el Señor, mientras la Biblia nos dice lo que Él espera de nosotros, y las promesas guardadas para disfrutar la vida abundante que nos ofreció.
Te pregunto: ¿Sobre qué terreno estás edificado tu casa; sobre arena o sobre roca? La Palabra de Dios es para ponerla en práctica y cimentarnos fuertemente en la fe. De esta manera pueden llegar vientos, tempestades, borrascas e inundaciones y permanecerá firme. Si ya estás construyendo tu casa, mi recomendación es que te cerciores de que cada ladrillo puesto quede bien seguro, con suficiente mezcla para no tener contratiempos y se derrumbe en el primer chubasco.

Amado Señor: Creo que el edificar la casa sobre la roca es un continuo hacer. Enséñanos cada día a poner en práctica lo que dices en tu Palabra para no equivocarnos y dejarnos arrasar. Gracias buen Dios por estar siempre presente en esa construcción e ir supervisando nuestro trabajo.

Un abrazo y bendiciones. 

martes, 29 de septiembre de 2015

Instrúyenos para conducirnos fielmente contigo




Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. 
Salmo 86:11.


Lectura: Salmo 86:1-17.  Versículo del día: Salmo 86:11.

MEDITACIÓN DIARIA

Qué bueno sería que aprendiéramos a empezar el día con una oración como la de David en este Salmo. Y digo que sería bueno porque a menudo se nos olvida entregarle al Señor cada carga del día y resultamos siguiendo nuestro propio camino. Además de esto, en el diario vivir nos enfrentamos con situaciones que no siempre son agradables y ahí es, precisamente donde el enemigo nos coloca cascarillas para que resbalemos, la integridad se nos va al piso y hasta se nos olvida quién es nuestro Amo y Señor quedando nuestra fidelidad hacia Él, solamente en palabras: “Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo” (2 Corintios 11:3).
Pienso que inclusive no es solamente en el amanecer; es en cada momento o actividad que realicemos: “Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él” (Colosenses 3:17), porque definitivamente si no es cogidos de su mano, los traspiés serán continuos.

Amado Señor: Haznos saber que en cada nuevo amanecer, tu amor está disponible para nosotros; solamente tenemos que venir hacia Ti con  confianza  y atender la ruta trazada para seguir. Enséñanos a conducirnos fielmente contigo. Gracias bendito Dios, porque eres un Dios compasivo, lento para la ira y abundante en misericordia.

Un abrazo y bendiciones. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

Primero miremos lo que tenemos dentro


¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? 
Lucas 6:41.

Lectura: Lucas 6:37-42.  Versículo del día: Lucas 6:41.

MEDITACIÓN DIARIA

Somos muy dados a la crítica sin darnos cuenta que aquello que detestamos en los demás, lo poseemos también.  Debemos ser cuidadosos cuando culpamos y juzgamos a priori a una persona. “Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas” (Romanos 2:1). Es tan delicado juzgar y despotricar a otro       mirando lo sucio que es, que muy seguramente aquello que tanto criticamos se convertirá igualmente en nuestro aguijón. No podemos creernos más buenos y mejores, solamente porque llevamos más tiempo en el Evangelio o entendemos mejor su Palabra. No hay nadie bueno solo Dios (Marcos 10:18). Todos hemos pecado y aún seguimos haciéndolo, entonces ¿por qué nuestro afán de crítica?
Si en verdad somos cristianos maduros practiquemos el amor, la humildad y la misericordia hacia el prójimo.  Hagamos primero una autocrítica de nosotros y miremos todo lo que tenemos dentro. Permitámosle al Señor que vaya quitando y limpiando lo nuestro, antes de mirar la paja en el ojo ajeno.

Amado Señor: Perdónanos por tantas veces que hemos criticado y mirado por encima al que cae, sin darnos cuenta que somos iguales de pecadores. Enséñanos a aceptar y amar a nuestro prójimo tal como lo haces Tú con cada uno de nosotros. Detén nuestra lengua y ponle un freno seguro para que no se desborde hablando necedades. Gracias Señor por enseñarnos a respetar en este aspecto también al prójimo.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 27 de septiembre de 2015

El amor habla por nosotros




Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. 
Lucas 6:31.


Lectura: Lucas 6:27-36.  Versículo del día: Lucas 6:31.

MEDITACIÓN DIARIA

Dios es amor y para Dios es muy importante el amor. De ahí que el primer mandamiento que es amarlo a Él por encima de todas las cosas, esté ligado con el amor al prójimo (Mateo 22:37-39). Creo que a la mayoría de personas les gusta exigir pero no dar. La lectura del día es un compendio sobre el amor hacia los demás, incluyendo a los enemigos. Amor que se manifiesta en compasión, en ternura, en honradez, en tolerancia, en misericordia.
Miremos solo este ejemplo: ¿Cómo deseamos que nos traten nuestros esposos? ¿Cómo a una reina? ¡Claro que sí! Entonces de igual manera hay que tratarlos a ellos: como a reyes. Pero queremos un trato especial para nosotras sin ofrecer nada a cambio. “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo 7:12). Ahora, Dios no nos dice que amemos a los que nos aman solamente, hay que amar y tratar a todos por igual. Si somos en verdad cristianos, tenemos que marcar la diferencia; si Dios nos manda amar a los enemigos, tenemos que amarlos. Simplemente es una orden. ¿Qué cuesta? ¡Claro que cuesta! Pero “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Y es que en la nueva vida con el Señor Jesús, todo es nuevo; lo viejo ha quedado atrás y es su Santo Espíritu quien nos guía a dar el fruto de su amor sin condición alguna.
Personalmente considero que debería ser el amor la virtud más sobresaliente en los cristianos. El amor convence, atrae, dignifica y prueba que somos lo que decimos ser. El amor habla por nosotros.

Amado Señor: Te rogamos que nos enseñes a dar el mismo amor que Tú nos diste. Un amor incondicional, sin pedir nada a cambio. Un amor sincero a todos por igual. Un amor basado en la misma esencia que eres Tú: perdonando y edificando a la vez para que el mundo sepa que te conocemos y que eso es lo que confesamos y proclamamos. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.