domingo, 27 de septiembre de 2015

El amor habla por nosotros




Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. 
Lucas 6:31.


Lectura: Lucas 6:27-36.  Versículo del día: Lucas 6:31.

MEDITACIÓN DIARIA

Dios es amor y para Dios es muy importante el amor. De ahí que el primer mandamiento que es amarlo a Él por encima de todas las cosas, esté ligado con el amor al prójimo (Mateo 22:37-39). Creo que a la mayoría de personas les gusta exigir pero no dar. La lectura del día es un compendio sobre el amor hacia los demás, incluyendo a los enemigos. Amor que se manifiesta en compasión, en ternura, en honradez, en tolerancia, en misericordia.
Miremos solo este ejemplo: ¿Cómo deseamos que nos traten nuestros esposos? ¿Cómo a una reina? ¡Claro que sí! Entonces de igual manera hay que tratarlos a ellos: como a reyes. Pero queremos un trato especial para nosotras sin ofrecer nada a cambio. “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo 7:12). Ahora, Dios no nos dice que amemos a los que nos aman solamente, hay que amar y tratar a todos por igual. Si somos en verdad cristianos, tenemos que marcar la diferencia; si Dios nos manda amar a los enemigos, tenemos que amarlos. Simplemente es una orden. ¿Qué cuesta? ¡Claro que cuesta! Pero “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Y es que en la nueva vida con el Señor Jesús, todo es nuevo; lo viejo ha quedado atrás y es su Santo Espíritu quien nos guía a dar el fruto de su amor sin condición alguna.
Personalmente considero que debería ser el amor la virtud más sobresaliente en los cristianos. El amor convence, atrae, dignifica y prueba que somos lo que decimos ser. El amor habla por nosotros.

Amado Señor: Te rogamos que nos enseñes a dar el mismo amor que Tú nos diste. Un amor incondicional, sin pedir nada a cambio. Un amor sincero a todos por igual. Un amor basado en la misma esencia que eres Tú: perdonando y edificando a la vez para que el mundo sepa que te conocemos y que eso es lo que confesamos y proclamamos. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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