No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan.Lucas 5:32.
Lectura: Lucas
5:27-32. Versículo del día: Lucas 5:32.
MEDITACIÓN DIARIA
Nadie a los ojos de
Dios es justo. No creamos que los pecadores son solamente los asesinos, los
ladrones, los adúlteros o las prostitutas. Hasta la persona que se cree más
buena peca. Mientras en el corazón no esté gobernando Dios a través de
Jesucristo, no saldrá nada bueno. Los chismosos, amargados, rencorosos,
envidiosos y mentirosos también son igualmente pecadores, y el Señor vino a
morir por todos. Todos hemos pecado y todos estamos destituidos de la gloria de
Dios (Romanos 3:23). El Señor para mostrarle al mundo que vino a morir por
todos, llamó como su discípulo a uno que tenía la labor, de más mala reputación
en esa época: recaudador de impuestos. Sin embargo le dice: “Sígueme”; “Y Leví se levantó, lo
dejó todo y lo siguió” (vv. 27 y 28). Esta es la disposición que el Señor desea
que salga de nuestros corazones; no tenemos que esperar a cambiar para seguir
al Señor o dar tiempo para que lo entendamos. Lo que importa es que cuando nos
llame, sepamos aceptarle, que Él se encargará de enseñarnos el camino correcto.
Mateo que es el mismo
Leví lo sigue decididamente y hace parte del grupo de sus doce discípulos. A
Jesús no le importó en lo más mínimo su posición, igual que tampoco le importa
la nuestra cuando nos llama. Puede ser el pecador más despiadado que exista,
pero que escuche su voz cuando esté a la puerta tocando: “Si ustedes oyen hoy
su voz, no endurezcan el corazón” (Hebreos 3:15).
Escucha hoy al Señor: “Vengan,
pongamos las cosas en claro —dice el Señor —. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán
blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”
(Isaías 1:18). El Señor te está buscando para que le conozcas y te arrepientas; si le escuchas, levántate y síguelo
Amado Señor: Gracias
porque viniste al mundo con el propósito de pagar por nuestros pecados. Tú más
que nadie conoces nuestra condición; aceptamos escuchar tu voz y deseamos
seguirte de todo corazón. Perdona los pecados que nos han alejado de Ti y ven a
darnos la paz que tanto necesitamos. Gracias Jesús porque contigo saldremos
vencedores y obtendremos el galardón principal que es la entrada a tu reino
celestial.
Un abrazo y
bendiciones.
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