Sin leña se apaga el fuego; sin chismes se acaba el pleito.
Proverbios 26:20.
Lectura: Proverbios 26:17-28. Versículo del día: Proverbios 26:20.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces pasamos
dificultades por ser muy ingenuos o ilusos. Creemos que todos van a responder
del mismo modo que lo hacemos y estamos muy equivocados. Con la boca se peca
muchísimo bien sea en alegatos, malas palabras, injurias, juzgamientos y en
especial hablando más de la cuenta o sea dándole cabida al chisme. “Los chismes
son como ricos bocados: se deslizan hasta las entrañas” (v. 22). Lo que quizá
no percibimos es que en ocasiones la persona chismosa lleva por dentro heridas
que explota haciéndole daño a los que la rodean. Miremos bien la advertencia
que nos da aquí la Palabra de Dios para no dejarnos manipular en estos casos: “El
que odia se esconde tras sus palabras, pero en lo íntimo alberga perfidia. No
le creas, aunque te hable con dulzura, porque su corazón rebosa de
abominaciones. Tal vez disimule con engaños su odio, pero en la asamblea se
descubrirá su maldad” (vv. 24-26).
El apóstol Santiago en
su Carta nos exhorta sobre la lengua y enseña lo siguiente: “También la lengua
es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo
el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso
de la vida” (Santiago 3:6). “Sin leña se
apaga el fuego”: así es; cuando se deja de murmurar, ya las llamas de lo que ha
hecho la lengua se calma. Pero fijémonos que no es tan fácil hacerlo para quien
ha estado habituado porque por donde quiera que vaya, va a dejar llama
prendida. Sin embargo, para el Señor no existen los imposibles y gracias a Dios
a eso vino Jesús al mundo: a salvar a los perdidos. No importa que tan pecador
se sea con la lengua; puede ser una adicción pero por esa adicción Jesús
también ya pagó. Si consideras que ese es tu caso, no te desanimes porque
tienes la solución con el Señor Jesucristo.
Amado Señor: Gracias
por tu Palabra que siempre nos lleva a la misma conclusión de saber y entender que absolutamente por todos los
pecados ya pagaste. Que la lección nos sirva también para aprender que debemos
callar y no ser ligeros al hablar. Gracias por el mensaje que nos dejas y por
la gracia recibida en la cruz, donde llevaste todos nuestros pecados. ¡Te
alabamos buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.