Los trompetistas y los cantores alababan y daban gracias al Señor al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales. Y, cuando tocaron y cantaron al unísono: ‘El Señor es bueno; su gran amor perdura para siempre’, una nube cubrió el templo del Señor.
2 Crónicas 5:13.
Lectura: 2 Crónicas
5:1-14. Versículo del día: 2 Crónicas
5:13.
MEDITACIÓN DIARIA
Esto ocurrió cuando
Salomón terminó de construir el templo para el Señor. El Señor se regocija
cuando hacemos lo que a Él le agrada. Ahora cada uno de nosotros, los que hemos
aceptado a Jesús en nuestras vidas como
Señor y Salvador personal, somos templo de Dios donde mora el Espíritu Santo.
Nos corresponde construirlo bajo los parámetros suyos dados en su Palabra y no
cesar de dar gracias por tanto beneficio recibido. Es más, también tenemos la
obligación de construir ese templo en nuestro hogar, de tal manera que su
cobertura abarque no solo a nuestro cónyuge e hijos sino a todos sus cimientos:
“Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles” (Salmo
127:1). “Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los
cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios
tesoros” (Proverbios 24:3-4).
Construyamos nuestro
templo para que la gloria de Dios se vea reflejada en las acciones de gracias
de quienes lo habitan. Será este hogar un verdadero remanso de amor, paz y
bondad transmitida a quienes lo visitan; servirá igual de testimonio para que
otros entiendan que Dios es bueno y nunca dejará de amarnos. ¡Que todos los de
nuestro hogar no cesen de alabar y de dar gracias a nuestro buen Señor! y Tú
Señor, inunda con tu nube nuestra casa.
Como no darte las
gracias mi Señor, si estás ahí presente en nuestras vidas. Silencioso, Amable y
Sonriente mirándonos muy quedo y gozándote de las alabanzas de los que amas. Nos
regocijamos en Ti bendito Dios. ¡Te amamos y no acabaremos de darte toda
nuestra gratitud! ¡Has hecho tanto, que no lo merecemos!
Un abrazo y
bendiciones.
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