Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.
Apocalipsis 1:17-18.
Lectura: Apocalipsis
1:9-20. Versículos del día: Apocalipsis
1:17-18.
MEDITACIÓN DIARIA
Juan, el discípulo
amado vuelve a ver en la revelación a su Señor. Fue tanto el impacto causado
que dice: “caí a sus pies como muerto”. Bienaventurado Juan que pudo verlo en
toda su gloria y majestad. ¡Yo no alcanzo a imaginar cómo será ese encuentro
personal con mi Salvador! Puedo decir que he sentido su presencia y con ser
solamente eso, sin llegar a ver su rostro, es un momento sublime de nunca
olvidar.
Mi Jesús, el Gran Yo
Soy. El Primero y el Último; el Alfa y la Omega; el Principio y el Fin está
listo para salir a nuestro encuentro. Es que Él es el misterio más grande y a
la vez el más importante en la vida de toda persona. Si lo encuentras, síguele
porque vino a la tierra con una misión: liberar al hombre de las cadenas del
pecado, precisamente para que podamos comportarnos como verdaderos hijos de
Dios y en la eternidad podamos estar mirándolo cara a cara y gozando de su
presencia.
Amado
Señor: Añoro el día en que vengas y nos lleves Contigo. Y si no es así, que en
el sueño de la muerte me recibas a tu lado ofreciéndome calor y abrigo. Gracias
por tu amor incondicional y por ir con anterioridad a separarme un lugar para
compartir. Estaré por siempre junto al Gran Rey de Reyes y Señor de señores.
Un abrazo y
bendiciones.
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