Porque los mandamientos que dicen: ‘No cometas adulterio’, ‘No mates’, ‘No robes’, ‘No codicies’, y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Romanos 13:9. NVI.
Lectura: Romanos 13:8-14. Versículo del día: Romanos 13:9.
MEDITACIÓN DIARIA
Definitivamente hay que tener los pies bien puestos
sobre la tierra y estar atentos a las acechanzas del maligno, porque
precisamente lo que él quiere es hacernos caer; y no pensemos que somos fuertes,
que nos las sabemos todas y por consiguiente no nos vamos a derrumbar . Muchas veces
cuando estamos sólidos, por la parte más débil que tengamos surge el ataque. El
tiempo en que vivimos es bien difícil y como sigue diciendo la lectura de hoy: “Ya
es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más
cerca que cuando inicialmente creímos” (v. 11). Sí, por lo menos a mí, me suceden
cosas que después pienso: ‘fue un sueño o es una realidad’. Y caigo en cuenta
que la noche está avanzada; tengo que anhelar el nuevo día. “Vivamos
decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en
inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien,
revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los
deseos de la naturaleza pecaminosa” (vv. 13-14). Busquemos la gracia y cojámonos
fuertemente de ella para obrar de acuerdo al Espíritu y llenarnos de su fruto.
Dejemos a un lado las obras de la oscuridad y
pongámonos la armadura de la luz (v. 12). ¡Ay Dios! Eso es lo que debemos hacer:
revestirnos con toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-18). Sí, es la única
manera de hacer frente al maligno y salir victoriosos en la batalla. Puesto que
es una lucha espiritual, debemos ante todo fortalecernos en el Señor con la
oración y su Palabra, para luego vestirnos, tomar la armadura y ponérnosla. El
Señor Jesús ya venció al diablo en la cruz, pero él sigue con su astucia
instigándonos hasta conseguir engañarnos. Creamos firmemente que la batalla ya
está ganada y usando las armas que Dios nos da, venceremos. La gloria será al
final para nuestro Redentor y Rey.
Amado Señor Jesús: gracias porque con la tentación Tú
nos darás también la salida. Enséñanos a través de tu Santo Espíritu a vestirnos
firmemente con toda la armadura Tuya y vencer los dardos que el enemigo va
lanzándonos. Señor Jesús, sé Tú nuestra fortaleza. Estamos en tus manos y
confiamos en tu fidelidad. Gracias, muchas gracias buen Señor.
Un abrazo y bendiciones.