viernes, 31 de agosto de 2012

Dios nos quiere humildes


Humíllense, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.  
 1 Pedro 5:6.

Lectura diaria: 1 Pedro 5:1-7.  Versículo principal: 1 Pedro 5:6.

REFLEXIÓN

Dios tiene su manera de tratarnos y disciplinarnos.  Muchas veces no lo entendemos, pero Él sí.  Podemos fácilmente pasar de la opulencia a la insolvencia y ni siquiera entendemos el porqué.  En estos casos queremos muy seguramente enfrentarnos con Dios, alegar con Él o echarle la culpa al que primero se nos presente pero con esta actitud nada sacamos.  Lo mejor es reconocer en Dios su poderío y soberanía sabiendo que estamos en sus manos y que sus decisiones son inalterables.
El Señor quiere que lleguemos a su presencia sin una gota de orgullo reconociendo nuestras faltas y debilidades y echando sobre sus hombros toda ansiedad porque Él sabe cuidar perfectamente de nosotros (v. 7).  Si aprendemos a agachar la cabeza ante Dios, podemos estar preparados para levantarla firmemente ante los hombres.  “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes” (v. 5c).

Amado Señor: Te pedimos que nos revistas de tu humildad, para alcanzar la gracia que necesitamos diariamente al enfrentarnos a los nuestros.

Un abrazo y bendiciones.   

jueves, 30 de agosto de 2012

Asumiendo en algo su dolor


Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud.  
 1 Pedro 4:1a.

Lectura diaria: 1 Pedro 4:1-13. Versículo principal: 1 Pedro 4:1a.

REFLEXIÓN

Trataré de escribir un devocional, con base en lo sucedido con mi vida en estos últimos quince días.
Estando nuevamente en casita y analizando todo lo que me sucedió, considero que todavía no sé exactamente el propósito del Señor conmigo.  De lo que estoy bien segura es de algo que siempre he dicho: Dios no deja que me falten los problemas por el infinito amor que me tiene.  Creo que si no es de esta manera no podría estar continuamente pegada a mi Señor (bueno, por lo menos tengo bastante material para escribir un libro que Dios mediante haré).
Cuando cantando u orando le decimos al Señor: “Toma mi vida, glorifícate en ella”, no sabemos exactamente lo que Él puede hacer; lo cierto es que en mi caso, pasé un trago bien amargo.  De antemano, gracias a todos ustedes por sus oraciones; las sentí porque me fortalecieron en momentos de angustia y soledad. 
Si Cristo sufrió en su cuerpo por mí, ¿qué me puede hacer pensar que yo no pueda en algo asumir también algún dolor?  Y ni siquiera como los de su tamaño, pero en nuestra ansiedad y debilidad, resultamos clamando igual: “Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad sino la tuya” (Lucas 22:42).  Lo cierto es que a pesar de la agonía, siempre supe que su nube protectora estuvo conmigo durante el día y su columna de fuego en la noche me resguardaba. 
Cuando el médico cirujano habló con mi hijo, le contaba que ya iba a proceder a abrirme completamente cuando se había podido extraer la vesícula y sus palabras textuales fueron: “Las manos de Dios estaban ahí”.  Esto me llenó de un gozo tremendo: no lo decía yo, ni mi hijo, ni ninguno de mis familiares, lo reconocía exactamente mi médico.  ¡Dios lo bendiga doctor Villamizar!    

Señor: gracias porque por fe confieso, proclamo y declaro que vendrán sobre mi vida tiempos de sosiego, reposando en verdes prados, junto a aguas claras, limpias y mansas.  Gracias porque tu amor me seguirá sosteniendo por donde quiera que pase y tu pondrás mis lágrimas en tu redoma de manera que entienda una vez más, que me has librado nuevamente de la muerte.

Un abrazo y bendiciones. 

martes, 14 de agosto de 2012

Buscando siempre el bien


No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.  
 1 Pedro 3:9.

Lectura diaria: 1 Pedro 3:8-22.  Versículo principal: 1 Pedro 3:9.

REFLEXIÓN

Por más que las relaciones sean difíciles, Dios no quiere que seamos los encargados de vengarnos.  No es fácil devolver bien por mal, pero como hijos de Dios fuimos llamados a bendecir y no a desear el mal, así sea, a nuestros enemigos.  “Bendigan a quienes los persiguen; bendigan y no maldigan”; “No paguen a nadie mal por mal”; “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré” dice el Señor.  Antes bien, “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.  Actuando así, harás que se avergüence de su conducta”  (Romanos 12:14, 17 y 19-20).     
El mismo Señor Jesús nos dio ejemplo en la cruz del Calvario, sus palabras fueron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).  Si el Señor, siendo Dios perdona ¿por qué nosotros no lo habremos de hacer?  Se nos enseña que el perdón no es cuestión de opción, sino de decisión, y así es.  Nos cuesta pedir perdón cuando hemos ofendido y nos cuesta mucho más, perdonar, cuando hemos sido los agraviados; la decisión está en nuestras manos: no perdonamos, y nos carcome la amargura atándonos; o perdonamos, y tenemos libertad.  Dios nos llamó a ser mensajeros de paz no de odios ni de resentimientos: “Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa” (Números 23:20).
Vivamos en armonía los unos con los otros compartiendo penas y alegrías; practicando el amor fraternal, siendo compasivos y humildes (v. 8 en la lectura).  De este modo pondremos una gota de paz en medio de tanta violencia y odios encontrados.  Muchas veces, incluso, tenemos que perder nosotros para permitir que el bien prevalezca; pero no importa,  Dios se complacerá de nuestra actitud y nos llevará de este modo a la victoria.  “Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal” (v. 17 en la lectura).

Amado Señor: Enséñanos a bendecir y no permitas que nuestro corazón se llene de odio, rencor y amargura.  Permite que en cualquier circunstancia seamos portadores de reconciliación y perdón, buscando hacer siempre el bien.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 13 de agosto de 2012

Jesucristo: la Piedra más valiosa


Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.  
 1 Pedro 2:6.

Lectura diaria: 1 Pedro 2:4-12.  Versículo principal: 1 Pedro 2:6.

REFLEXIÓN

Jesucristo, la piedra anunciada desde la antigüedad por el profeta Isaías, vino al mundo para que todo el que se acoja a Él, entienda que está parado sobre la Roca inconmovible,  la que por más que lleguen vientos y tempestades no va a caer porque es la principal, la escogida y preciosa por Dios para darla a la humanidad. 
Respetando el libre albedrio personal, de cada uno depende la decisión de aceptar esa Piedra preciosa para construir sobre ella el crecimiento espiritual o para desecharla sin importar las consecuencias del rechazo: “Por eso tropezaron con la piedra de tropiezo” (Romanos 9:12); la piedra que hace caer en vez de sostener.   
Para los que hemos decidido apoyarnos en esa Piedra debemos actuar como el hombre prudente, cavando bien hondo para poner el cimiento sobre la Roca de manera que cuando lleguen las tormentas nuestra casa continúe firme porque está bien construida (Lucas 7:46-48).
Como conclusión, la clave nos la da el versículo del día: confianza en el Señor.  Que podamos decir al igual que el rey David: ¡El Señor es mi roca! (Salmo 18:2); “Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector.  ¡Jamás habré de caer!” (Salmo 62:2).  De esta manera podemos proclamar a otros las obras maravillosas que Dios ha hecho en nosotros, sacándonos de las tinieblas a la luz admirable de su reino, para convertirnos en su linaje escogido que pertenecemos en exclusividad a Él (vv. 9-10 en la lectura).
Cuidemos esta preciosa e inigualable Piedra porque ninguna otra nos va a dar la riqueza excepcional que tan extraordinario tesoro nos ofrece.  Y no permitamos que nuestra casa siquiera tambalee con las acechanzas del maligno; recordemos que si el Señor es nuestra Piedra principal, jamás habremos de caer.

Amado Señor: Gracias porque hace cuatro años entendí con más claridad que debía pararme firmemente sobre mi Piedra preciosa.  Gracias porque tu perfecto amor no ha permitido que mi casa tambalee ante los ataques furiosos de la tempestad.  Hoy te ruego mi Señor, por todos los que leen este devocional para que ellos también puedan cimentar su vida sobre la Roca firme que eres Tú: La Piedra más valiosa; el maravilloso Tesoro para quienes te buscan.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 12 de agosto de 2012

Hay que buscar la santidad


Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: Sean santos, porque yo soy santo.   
1 Pedro 1:15-16.

Lectura diaria: 1 Pedro 1:13-25.  Versículos principales: 1 Pedro 1:15-16.

REFLEXIÓN

Al nacer de nuevo con el Señor Jesús, el Espíritu Santo comienza una obra regeneradora en cada uno y es el mismo Señor quien va poniendo en el corazón el deseo de hacer las cosas de la mejor manera.  Esto sucede porque en verdad le entregamos el trono de nuestra vida a Jesús.  Sin embargo, con el tiempo andando se nos olvida todo cuanto el Señor ha ido cambiando la antigua manera de vivir y desplazamos al Señor de ese trono, para tomarlo nuevamente y nos dejamos llevar por las obras de la naturaleza pecaminosa (Gálatas 5:19-21).
De ninguna manera puede el nacido de nuevo volver atrás porque con esa actitud está diciéndole al Señor que lo que hizo por él, no valió la pena. “Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados.  El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto” (vv. 18-19 en la lectura). 
No quiere decir tampoco que el cristiano no vuelva a caer; muchas veces caerá y volverá a levantarse (Proverbios 24:16).  Lo importante es que no se anide nuevamente en el pecado.  Gracias a Dios:   “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” porque “tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo”  (1 Juan 1:9 y 2:1).
Lo importante de nuestra vida cristiana es querer cada día agradar más a nuestro Dios, buscar la integridad completa que poco a poco nos lleve a la perfección de la obra que Cristo Jesús, quiere ver en los suyos y para eso tenemos el gran Manual del comportamiento: La Biblia; leámosla, aprendámosla y pongámosla en práctica.  “Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece” (v. 23 en la lectura).

Gracias Señor Jesús por habernos mirado con compasión y permitirnos ser parte de tu reino.  Enséñanos a través de tu Santo Espíritu a comportarnos fielmente contigo en todos los campos esperando tu glorioso regreso.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 11 de agosto de 2012

Orar para ser sanos


La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará.  Y si ha pecado, su pecado se le perdonará.   

Santiago 5:15.

Lectura diaria: Santiago 5:13-18.  Versículo principal: Santiago 5:15.

REFLEXIÓN

Vemos la importancia de la oración en nuestra vida espiritual, que  a la larga redundará en beneficio para la vida física.  En el anterior capítulo, Santiago dice que no obtenemos nada porque no pedimos y  cuando lo hacemos puede ser con malas intenciones.
Sin embargo, Dios no quiere el mal para sus hijos, ni quiere verlos subyugados a una cama.  El Señor vino para darnos vida y vida abundante (Juan 10:10b), y la enfermedad no hace parte de esa vida abundante prometida.  Teniendo en cuenta que la voluntad de Dios es que estemos completamente bien, cuando tenemos alguna dolencia debemos recurrir a la oración e incluso de manera personal si no se encuentra otra persona creyente a nuestro lado. Al acercarnos con confianza a nuestro Padre, podemos pedirle lo que necesitamos, en este caso la sanidad y como su voluntad es no vernos enfermos, Él nos oye (1 Juan 5:14).  “Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros que ya tenemos lo que le hemos pedido” (1 Juan 5:15).  El versículo 16 dice: “La oración del justo es poderosa y eficaz”; no necesariamente implica que esté un pastor, sacerdote o ministro del evangelio, puede ser un hermano en la fe o uno mismo.  Hay que poner a funcionar la llave de la oración para que el Señor se manifieste: “y el Señor lo levantará”.
Si estamos enfermos, acerquémonos al Señor con la confianza de saber que es el Dios Todopoderoso, el Dador de la vida y que desea nuestro bienestar.  Pidámosle, plenamente convencidos que responderá trayéndonos sanidad.

Amado Dios: Gracias por enseñarnos a recurrir a ti con toda confianza como al mejor “Papito” del mundo.  Gracias porque nuestros cuerpos con todas sus dolencias están en tus manos.  Gracias porque nos dices que no solamente nos sanarás sino que también nos perdonarás las faltas cometidas.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 10 de agosto de 2012

El Señor de mi trono


Más bien deberían decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.  
 Santiago 4:15.

Lectura diaria: Santiago 4:13-17.  Versículo principal: Santiago 4:15.

REFLEXIÓN

Se está  acostumbrado a vivir tan egocéntricamente, que solo se piensa en el “yo”: “yo hago”, “yo voy”, “yo digo”, “yo primero”, yo, yo, y siempre yo.  Ese mismo egocentrismo nos hace creer que somos los dueños absolutos de todo: “mi esposo”, “mis hijos”, “mi casa”, “mi carro”, “mi tiempo”, “mis días”, “mi vida”, etc. etc.   Se nos olvida que la vida no es más que un suspiro y en fracción de segundos puede quedar ahí.  Es tan frágil, que solamente pende de un hilo, el cual en el momento menos esperado podría romperse.  Muy bueno lograr éxitos y escalar profesionalmente, pero es Dios quien pone tanto el querer como el hacer para que se cumpla su voluntad (Filipenses 2:13).  Causa satisfacción inmensa cuando vemos que los deseos se nos cumplen, que prosperamos, que salimos avante en las situaciones difíciles; pero no debemos olvidar que en todo esto, está la mano poderosa de Dios moviéndose en nuestras vidas: “No se te ocurra pensar: “Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos”.  Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza” (Deuteronomio 8:17-18).    
El apóstol Santiago nos hace un llamado para que reflexionemos: “¿Qué es su vida?  Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece” (v. 14).  Hacemos planes y nos trazamos metas; nos vanagloriamos fácilmente y sacamos ínfulas que no nos corresponden, porque nada lograríamos si no fuese por el Señor.  Incluso, en ocasiones nos adelantamos a Dios y no esperamos su voluntad, para después tener que retroceder y tomar el camino por el que Él quería que nos desplazáramos y no por el que creímos conveniente.  Es Él quien se encarga de mover las fichas a su antojo para nuestro bien.       
Como cristianos nacidos de nuevo debemos recordar que lo que hicimos al recibir al Señor Jesucristo en nuestras vidas, fue precisamente destronar ese “yo”, para darle paso al “Rey Jesús”.  Es Él quien está sentado en el trono, dirigiendo todas nuestras acciones y conduciéndonos por el mejor camino; por esa misma razón, debemos tenerlo siempre presente porque “ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2.20).

Amado Señor: Perdónanos por las veces que te hemos desplazado, olvidándonos que nuestra vida y futuro te pertenecen.   Hoy queremos que vuelvas a reinar y te sientes en el trono de nuestras vidas, para que seas tú conduciéndonos por la senda de acuerdo a tu santa voluntad.  Enséñanos a vivir sabiendo que eres el dueño absoluto de nuestros días y que el mañana está en tus manos.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 9 de agosto de 2012

Dios escucha al arrepentido


“Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo. 

Jonás 2:7.

Lectura diaria: Jonás 2:1-10.  Versículo principal: Jonás 2:7.

REFLEXIÓN

Jonás fue enviado por Dios para advertirle al pueblo de Nínive que se arrepintiera.  Huye en dirección contraria desobedeciendo la orden y tuvo que afrontar sus consecuencias: fue arrojado al mar y un pez grande se lo tragó.  Allí estuvo por tres días y tres noches en su vientre.  Dentro del vientre del pez, en medio de su angustia, clamó al Señor y el Señor le respondió (v. 2).  Hace un recuento de lo sucedido y dice: “Las aguas me llegaban hasta el cuello, lo profundo del océano me envolvía” (v. 5).  “Pero tú, Señor, Dios mío, me rescataste de la fosa” (v. 6).  El Señor permitió que permaneciera en el vientre del pez y en ese lapso comprendió su falta y al sentir que se le iba la vida, volteó los ojos al que todo lo puede y el Señor le respondió.
¡Cualquier parecido con lo que vivimos a diario!  En muchas ocasiones por la desobediencia misma nuestra, nos vemos abocados a problemas por los cuales no quisiéramos tener que pasar.  Sin embargo llegan; y cuando ya no tenemos alternativa humana posible,  viramos los ojos al Señor como última alternativa.  Lo sublime y majestuoso es que a pesar de ser como somos, desobedientes y tercos, el Señor nos mira compasivo y extiende su mano para sacarnos también de la fosa y permitirnos volver a coger el rumbo correcto.  ¡Ese es su amor!  ¡Esa es su misericordia!  Dios no ama el pecado que habita en el hombre, pero sí ama al pecador; y cuando éste se arrepiente jamás lo deja devolver con las manos vacías; responde y ¡de qué manera!  “En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!
No permitamos que Satanás siga zarandeando nuestras vidas con crisis de salud, financiera o emocional.  Hagamos un alto y presentémonos humildemente ante nuestro Dios y Señor.  Reconozcamos nuestras faltas y pidamos perdón por ellas; al corazón contrito y humillado no lo desprecia el Señor.  Por más que se haya pecado Él está ahí, atento, esperando precisamente ese momento.

Amado Señor: Venimos ante ti como Jonás; sabiendo de tu inmensa bondad y misericordia ponemos a tus píes las cargas las cargas que estamos afrontando.  Señor, reconocemos que no somos nada y que tu dispones todas las cosas sin intervención nuestra porque eres un Dios soberano.  ¡Llega a los corazones abatidos y suplicantes que tanto necesitan hoy de ti!

Un abrazo y bendiciones.   

miércoles, 8 de agosto de 2012

Amor al prójimo


Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”
Santiago 2:8.

Lectura diaria: Santiago 2:1-13.  Versículo principal: Santiago 2:8.

REFLEXIÓN

Es tan importante el amor al prójimo que el Señor Jesús lo definió como el segundo mandamiento después del amor a Dios: “El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.  De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas” (Mateo 22:39-40).  Ya dentro de la ley, había ordenado lo siguiente: “No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor.  Ama a tu prójimo como a ti mismo.  Yo soy el Señor” (Levítico 19:18).  Jesús en su ministerio dejó muy claro lo siguiente: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traen a ustedes.  De hecho, esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12).
Nos deberíamos preguntar: ¿Sí cumplimos este mandato?  El apóstol Pablo en su carta a los Romanos nos dice que la única deuda que debemos tener es el amarnos unos a otros (Romanos 13:8).  En su capítulo anterior nos habla sobre el amor, señalando que el amor   fraternal debe ser sincero, respetuoso y no vengativo. Hay que bendecir a los que nos persiguen y no maldecir; alegrarnos con los que están alegres y llorar con los que lloran.  No pagar mal por mal, porque es Dios mismo quien se encarga de eso.  Por lo mismo, si nuestro enemigo tiene hambre o sed, nos corresponde socorrerlo  (Romanos 12:9-21).
Si entendiéramos la importancia de este mandamiento viviríamos en un mundo de paz.  Las guerras y odios se acabarían.  Sabríamos tener tolerancia y perdón de verdad.  Definitivamente andamos como andamos, porque nos hemos alejado completamente de Dios; no cumplimos sus mandatos y ni siquiera se le quiere buscar. 
Como cristianos es importante empezar a obedecer tal y como el Señor nos lo ordenó; si no lo hacemos nosotros ¿qué podemos esperar de los demás?  El amor que practiquemos será el que marcará la diferencia y convencerá a otros también del amor de Dios por ellos, porque nosotros damos de lo que el Señor nos ha dado en abundancia.  Busquemos la más excelente de las virtudes que es el amor y demostrémoslo.

Amado Señor: Enséñanos a amarte a ti de tal modo, que ese mismo amor se refleje sin condiciones en nuestro prójimo.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 7 de agosto de 2012

Hay que saber esperar


Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.  Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.  
 Santiago 1:3-4.

Lectura diaria: Santiago 1:2-18.  Versículos principales: Santiago 1:3-4.

REFLEXIÓN

Cuando estamos pasando por diversas pruebas, oramos y le clamamos a Dios porque todo se arregle o salgamos lo más pronto posible de esa dificultad.  En nuestra quizá desesperación o ansiedad, nos olvidamos de quién es, al que le hemos pedido ayuda.  Se nos olvida que el Señor actúa a su modo y soberanía, y cuántas veces nos adelantamos a su tiempo queriendo ayudarle y lo que hacemos es retroceder la obra que Él ha ido tejiendo para nuestro bien.  
En otras versiones de la Biblia no dice “constancia” sino “paciencia” y es que a mi parecer están entrelazadas: sin constancia no puede haber paciencia y sin paciencia no existe la constancia.  Sé que debemos pedir por todo el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), pero la verdad es que si oramos por paciencia, tenemos que someternos a lo que venga porque de otra manera no podemos constatar que la tenemos.  En mi caso por ejemplo, el Espíritu que aboga conociendo  mis deficiencias me pone muchas veces en aprietos; pero, ¡gloria a Dios por ello!  De otra manera jamás hubiese empezado estos devocionales ni hubiera encontrado el coraje y la seguridad dentro de la madurez espiritual que ahora poseo.  Aparte de eso, he podido conocer más a mi Señor; entiendo su infinito amor, su poderío y su fuerza.  Acepto su soberanía porque sé que a pesar de consentirme como a la “niña de sus ojos”, mi vida como partícula diminuta en sus manos, es completamente frágil a sus decisiones.       
Ante las aflicciones, queramos o no queramos, tenemos que poner a funcionar el combustible que mueve el trencito de nuestra vida: la fe. Y entonces,  esperar que empiece a rodar en medio de los rieles para que al terminar la marcha podamos decir que nuestra fe cimentada en su Palabra, supo superar acrisolada las pruebas para demostrar que es digna de aprobación, gloria y honor llevándonos a feliz término, cuando Jesucristo se revele (1 Pedro 1:7).

Señor: Enséñanos a esperar en ti, por difícil que sea el camino en el cual tenemos que transitar para llegar a la meta deseada.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 6 de agosto de 2012

Buscar la sana doctrina


No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas.  Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia, y no por alimentos rituales que de nada aprovechan a quienes los comen. 
Hebreos 13:9.

Lectura diaria: Hebreos 13:1-21.  Versículo principal: Hebreos 13:9.

REFLEXIÓN

Cuántas personas queriendo llegar a Dios, resultan en el lugar equivocado.  Tristemente ahora se encuentran a granel toda clase de “enviados de Dios”, que dicen tener la razón en sus conceptos y creencias pero que jamás están basados en la Biblia, que es la verdadera Palabra de Dios. “Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios, sobre los que viven en la desobediencia.  Así que no se hagan cómplices de ellos” (Efesios 5:6-7). 
Dice el versículo del devocional: “que el corazón sea fortalecido por la gracia” y el único que puede darnos de su gracia es el Señor Jesucristo, “Porque por su gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es regalo de Dios” (Efesios 2:8).  No necesitamos nada más que voltear los ojos hacia Cristo Jesús, muerto y resucitado y creer que Él vino a morir en nuestro lugar por todos los pecados, para conseguir la salvación.  Es su gracia, su regalo para la humanidad caída.   Lo que se inculque o enseñe, queriendo convencer a los demás, quizá con idolatrías erróneas como culto a los santos, a los ángeles o a la misma bendita virgen María, se convierte en herejía.  Dios exige la primacía integral de nuestra parte; el mandato es muy claro: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Lucas 10:27a).  No puede haber nada ni nadie por encima de Él.   
Y también todos aquellos que en nombre de Dios ejercen rituales, espiritismo y fechorías están abominando completamente el nombre del Señor. Satanás se viste como ángel de luz  para engañar a muchos (2 Corintios 11:14).   Hay que tener muchísimo cuidado con estas prácticas que  no dejarán más que desolación y maldición; maldición que recae no solamente en quienes las realizan, sino en las generaciones venideras.
Si hemos buscado al Señor con corazón sincero, permitamos que el Espíritu Santo nos guie y sea Él quien nos instruya para crecer espiritualmente; entonces, “ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas” (Efesios 4:14).   “Dios es quien nos mantiene firmes en Cristo… Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas” (2 Corintios 1:21-22).  “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre” (v. 15 en la lectura).

Amado Señor: Permite que tu Santo Espíritu se manifieste continuamente en las vidas de quienes te han seguido, para no caer en la trampa y los engaños del maligno.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 5 de agosto de 2012

Sin disciplina no hay amor


Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.  
 Hebreos 12:5-6.

Lectura diaria: Hebreos 12:1-13.  Versículos principales: Hebreros 12:5-6.

REFLEXIÓN

Sé que ante las dificultades adversas que a lo largo de mi vida cristiana, en especial desde hace más o menos quince años se han venido presentando; familiares, amigos y conocidos no logran entender qué es lo qué sucede.  Quizá en un tiempo yo pensaba igual que ellos, pero el Señor poco a poco me ha ido mostrando cuánto amor me tiene, llegando a la conclusión que me ama tanto que no quiere por ningún motivo que mi corazón se separe del suyo.  Tal vez, si no ocurriesen los problemas, los atafagos, los aprietos e incluso las dudas, no estaría pegada a mi buen Señor.  Cuando todo marcha sobre ruedas por aquello de la ingratitud, somos dados a olvidar las cosas buenas que nos han pasado y poco valoramos lo que tenemos.  Nos consideramos entonces, “los superhéroes” que todo lo podemos y sabemos, sin entender que lo que somos y poseemos, se lo debemos a nuestro Creador. 
Posiblemente como decía el apóstol Pablo: “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo…Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”.  Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí, el poder de Cristo” (2 Corintios 12:7-11).  Así es; no solamente vamos a ser disciplinados para nuestro bien, sino que además de eso, es la manera como se puede exaltar el poder de Dios y reflejar Él su gloria en nosotros.  Se gana por partida doble: yo aprendo y el Señor se glorifica.
El antejardín de la casa de mi madre causaba la admiración del vecindario.  Mi abnegada tía en el trabajo con sus matas, continuamente entraba para podarlas, limpiarlas y botar aquello que les estaba haciendo daño y las empobrecía.  Era la manera de ofrecer a cuantos pasaban por el frente: su belleza, olor y lozanía. Sus colores refulgían en medio del verdor del prado brindando un aspecto vistoso y llamativo.  Al igual somos los hijos de Dios en sus manos cuando se nos poda: “Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella” (v. 11 en la lectura), y eso es lo que tenemos para dar.
Permitamos que los demás admiren la bondad, la misericordia, la justicia y el amor que Dios quiere que reflejemos, para entregar al menos esa dosis de esperanza a los que se acercan a nosotros.

Amado Dios y Padre: Gracias porque tu disciplina demuestra un gran amor por los tuyos.  Gracias porque es la manera de exaltar tu nombre y de llevarnos cada día a la plenitud de Cristo.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 4 de agosto de 2012

El lugar y tiempo apropiados


Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos, y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar.  
 2 Crónicas 6:38.

Lectura del día: 2 Crónicas 6:14-42.  Versículo principal: 2 Crónicas 6:38.

REFLEXIÓN

Cuando Salomón terminó de construir el templo en honor del Señor y colocado allí el arca del pacto, elevó una oración en presencia de toda la asamblea de Israel.  Si bien es cierto que nosotros tenemos un templo, una edificación en donde congregarnos, con el nuevo pacto ya no es primordial lo que es en sí una construcción porque cada persona nacida de nuevo es templo del Espíritu Santo y desde allí mismo, del fondo se su corazón puede dirigirse a Dios.  De este modo considero, que le corresponde a cada uno buscar esa relación de intimidad  personalmente, en el espacio y tiempo apropiados. 
Esto es en esencia lo que encierra el devocional diario, ya que es en ese momento que tenemos la comunión exacta con nuestro amado Señor, y no solamente le alabamos y adoramos sino que ponemos ante Él todos los anhelos, intenciones y necesidades, de acuerdo a las metas y propósitos de comienzo del año y a las que cada día vamos agregando algo más, dependiendo de los afanes cotidianos.  
Es agradable ver como a medida que pasa el tiempo vamos chuleando o tachando cada oración contestada o cada proyecto cumplido.  Si acostumbramos a llevar un cuaderno o agenda cristiana y todavía los conservamos, podemos en momentos de abatimiento y angustia repasarlos porque acrecentará nuestra fe el comprobar la fidelidad de Dios, y entender entonces, la obra que el Señor ha ido realizando en nuestras vidas.  Ya muchas de las peticiones de antaño han tenido éxito, y quizá ni siquiera nos dimos por enterados en qué momento fue que Dios empezó a actuar. 
Sí, el espacio para que los ojos del Señor se mantengan abiertos y sus oídos atentos a escucharnos, es exactamente en las devociones diarias que hacemos, buscando un lugar y tiempo apropiados para presentarnos ante Él como ofrenda agradable.  Entregando todo nuestro ser (alma, cuerpo y espíritu), para que su voluntad que es buena, agradable y perfecta se cumpla de acuerdo a su plan divino en cada uno de nosotros.

Señor: Enséñanos a buscarte en la quietud y silencio de la aurora bajo la suave melodía de los pajaritos que también empiezan a alabarte con su canto.  Permite que cada nuevo amanecer la cita contigo sea lo primordial como templos vivos que somos de tu Santo Espíritu.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 3 de agosto de 2012

El papel de la mujer


–¡Está –bien, iré contigo! –Dijo Débora–.  Pero, por la manera en que vas a encarar este asunto, la gloria no será tuya, ya que el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer.  
 Jueces 4:9.

Lectura diaria: Jueces 4:1-24.  Versículo principal: Jueces 4:9.

RFLEXIÓN

De vez en cuando hablo con un señor que está plenamente convencido del papel que desempeñan las mujeres en el mundo.  Según él: las mujeres somos más hábiles y fuertes que los hombres y no nos dejamos comprar tan fácilmente; además dice: “y cuando tienen que ponerle el toque femenino saben cómo hacerlo”. 
Contrario a lo que muchos piensan, Dios siempre nos ha tenido en cuenta y aquí en el relato lo vemos: Puesto que los cananeos habían oprimido fuertemente a los israelitas Dios levantó  en tiempos de los jueces a Barac como uno de ellos al lado de Débora, la mujer profetisa que gobernaba a Israel (v. 4).   Sísara era el jefe del ejército de los cananeos con los cuales se iban a enfrentar (v. 2).  El Señor le ordenó a Débora que le dijera a Barac: “Ve y reúne en el monte Tabor a diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón.  Yo atraeré a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, hasta el arroyo Quisón.  Allí lo entregaré en tus manos” (vv. 6-7).  Barac para ir, condicionó a Débora que lo acompañara y ésta, le hace saber que la gloria entonces, no será de él sino de una mujer.  No solamente Dios utilizó a Débora en la misión sino que después del combate, Sísara al verse perdido, había huido y se encontró en la carpa de Jael, otra mujer que lo hizo seguir a reposar y mientras estaba descansando lo mató (vv. 17-21).  El versículo 23 dice: “Aquel día Dios humilló en presencia de los israelitas a Jabín rey cananeo”.
Si no hubiese sido por la entereza de Débora y la habilidad de Jael el pueblo de Israel no habría obtenido esa victoria.  Más adelante en su canto, exclama Débora: “¡Yo Débora, me levanté como una madre en Israel!” (Jueces 5:7b).  No solamente se levantó fuertemente sino que como mujer deja entrever su amor y ternura por su pueblo como si fuera su propia madre.  Como profetisa, tenía la misión de exhortar, enseñar y animar a los que se acercaban a su tribunal bajo la palmera de su nombre (v. 5).  A los que acudían, les ayudaba a resolver sus disputas; y tal parece que lo hacía muy bien, porque ante todo, sabía escuchar la voz de Dios. 
Esta mujer nos permite reflexionar a nosotras las mujeres y saber que en cualquier ministerio que tengamos, empezando por el de nuestros hogares, siempre vamos a tener el respaldo del Señor. Somos nosotras por la naturaleza que poseemos, las encargadas de levantarnos por difícil que sea la situación y enfrentar los retos, sin dejar de manifestar la docilidad,  bondad y afecto entrañable que nos caracteriza, para transmitirlo a quienes están pasando por la turbulencia.

Amado Señor: Gracias porque hiciste a la mujer con atributos especiales.  No solamente nos has dotado de fortaleza y valentía sino que además nos has llenado de tu bondad, misericordia y ternura.  Enséñanos a cumplir tu voluntad y a hacer brillar tu luz frente a los que recurren en nuestra ayuda.

Un abrazo y bendiciones. 

jueves, 2 de agosto de 2012

El sacrificio único y sublime


Cristo, … entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo.  No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.  
 Hebreos 9:12.

Lectura diaria: Hebreos 9:1-28.  Versículo principal: Hebreos 9:12.

REFLEXIÓN

El tabernáculo o Tienda de reunión que Dios le mandó construir a Moisés, era el lugar donde Él se manifestaba al pueblo de Israel; un santuario movible que después Salomón pasa a dejarlo plasmado en el templo que construyó para el Señor, en su reinado.  Estaba conformado por el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.  Todo el Antiguo Testamento nos habla de lo que estaba por venir: el Señor Jesucristo;  y el tabernáculo encierra en sí a Cristo Jesús quien vino a morir por el pecado de toda la humanidad. 
Allí, al Lugar Santísimo solo tenía acceso “el sumo sacerdote y solo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo” (v. 7).  Cuando el Señor muere el velo del templo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rasgó en dos (Mateo 27:51), dando acceso a todo aquel que quiera entrar a la presencia de Dios Padre, porque “Cristo, por el contrario, al presentarse como  sumo sacerdote de los bienes definitivos en el tabernáculo más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, que no es de esta creación), entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo.  No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno” (vv. 11-12).  Si en el Antiguo Testamento era valiosa la sangre de los animales ofrecidos en expiación de los pecados, ¡cuánto más no lo será la sangre de Cristo! (v. 14).
Por eso el Señor Jesucristo es el mediador de un nuevo pacto, donde todo el que se acerque a Él ya no tiene cortina alguna que le impida llegar al Lugar Santísimo donde habita el Padre Celestial porque a través de Jesús, lo puede hacer sin ningún obstáculo.  “Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan” (v. 28).  De este modo Dios Padre rompió la brecha que había entre Él y el hombre, permitiéndole que solamente con voltear los ojos a Jesús y creer en lo que El hizo por remisión de los pecados, llegue a ser salvo.
Si nunca antes lo habías entendido, hoy es el día para que confieses con tu boca que Jesús es el Hijo de Dios, muerto y resucitado, y tendrás derecho a la vida eterna. “Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Romanos 10:10).  Si es tu deseo hacerlo en este momento, te invito a orar así:

Amado Señor Jesucristo: Confieso con mi boca y creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios, muerto por mí en una cruz y resucitado por Dios. Hoy decido aceptarte en mi vida como Señor y Salvador personal.  Gracias por lo que viniste a hacer al morir en mi lugar, y permitir de ese modo mi acceso directo a Dios Padre.  En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.