domingo, 31 de marzo de 2013

Su resurrección: nuestra alegría completa




Asustadas, se postraron sobre su rostro, pero ellos les dijeron: —¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?  No está aquí; ¡ha resucitado! 
Lucas 24:5.


Lectura: Lucas 24:1-12; Juan 16:17-24.  Versículo del día: Lucas 24:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Considero que para los cristianos no hay fiesta más grande que la de la resurrección del Señor.  Mi tía Alejita, una monjita de la comunidad de “La Presentación”, llegó a la casa materna un domingo de resurrección y su saludo fue: “!Felices Pascuas!”.  Le pregunté el porqué de su gozo y su respuesta fue, considero hoy, la más acertada que he escuchado: “hoy es la fiesta más grande de la iglesia: ¡el Señor ha resucitado!”.  Sí, con toda la razón; el apóstol Pablo lo afirma: Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe (1 Corintios 15:14). Nuestra alegría es completa. “Ciertamente les aseguro que ustedes llorarán de dolor, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría”; “y nadie les va a quitar esa alegría”  (vv. 20 y 22b en la lectura de Lucas). La resurrección del Señor Jesús es la que sostiene nuestra fe; la que nos recuerda que también resucitaremos.
Hoy es día de gran regocijo: ¡La tumba de nuestro Líder está vacía! Él venció. ¡Gloria a Dios por la resurrección de Jesús! 

Amado Dios: Gracias porque así como levantaste a Jesús de los muertos, también lo harás con nosotros.  Gracias porque es el misterio más grande de tu Iglesia; y sobretodo gracias, porque somos partícipes de este gran acontecimiento y lo celebramos con regocijo y paz en el corazón.

¡Felices pascuas de resurrección para todos!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 30 de marzo de 2013

Jesús: mi Amigo de verdad



Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. 
Juan 15:15.


Lectura: Juan 15:1-17.  Versículo del día: Juan 15:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Jesús, es el amigo de verdad; el incondicional, el que nunca falla. La relación entre el Señor y  Moisés era de amigos. Moisés apartó un lugar especial para ir a dialogar con su Amigo (Éxodo 33); allí, le hablaba con la seguridad que estaba presente.  Ahora, tenemos la certeza también que está en nosotros y se constituye en el Amigo de verdad.  No necesitamos de un sitio en especial, para hablar con Él; lo tenemos en el corazón y puede escucharnos desde cualquier lugar, en cualquier momento.
A veces no entendemos los porqués que nuestro gran Amigo nos pone en el camino, pero Él si sabe el fin de ellos.  En la lectura nos lo aclara: el Padre es el Labrador y está listo a podar las ramas que dan buen fruto, para que no se seque sino que siga en cosecha (vv. 1-2).  ¿Se entiende?  Un poco difícil; pero si su Palabra dice que todo nos ayuda a bien es porque así es (Romanos 8:28). 
Les comparto que poco a poco he ido entendiendo todo esto.  Es como si el Espíritu Santo solamente hubiese querido enseñármelo paulatinamente y ahora lo comprendo más.  Hoy aprendí algo nuevo que lo había leído mil veces pero que hasta hoy de verdad, hizo mella en mi corazón: Jesús es mi verdadero Amigo. Lo he escrito muchas veces porque es una de mis claves pero como siempre pasa: se tiene más en la mente que en el corazón.  En las lecturas de mi devocional diario una fue sobre el capítulo 33 de Éxodo y extasiada pensé qué privilegio para Moisés ser ese amigo del Señor, yo quisiera tenerle así de ese modo tan especial. Pasé a Juan 15 y el Señor aclara mi incertidumbre: ¡Soy tu amigo! Di mi vida por ti y si te he podado tanto es porque eres preciosa para mí y no quiero dejar de ver el buen fruto con el que me honras.  De verdad, estoy quebrantada.  El Señor permita que ustedes lo razonen de igual modo; no importa cuanto tengamos que pasar o esperar.

Mi Amado Amigo: Tú bien sabes que no es una, sino varias peticiones las que tengo para exponerte. Gracias porque abres mi entendimiento y me das la certeza de que escuchas y al igual que a Moisés me dices: “Cuentas con mi favor porque te considero mi amiga”. No tengo palabras para expresarte mi agradecimiento.  ¡Muchas gracias mi Señor; muchas gracias mi Gran Amigo Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 29 de marzo de 2013

Calmando su ira




Moisés intentó apaciguar al Señor su Dios, y le suplicó: —Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa? 
Éxodo 32:11.


Lectura: Éxodo 32:1-35.  Versículo del día: Éxodo 32:11.

MEDITACIÓN DIARIA

A lo largo de la historia se muestra la desobediencia y es que desde la caída en el Edén, la naturaleza pecaminosa está arraigada fuertemente en el hombre y prima siempre el mal sobre el bien; por eso Pablo recomienda: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (Romanos 12:21).
No creamos que fue solo Israel, la Biblia dice que todos pecamos (Romanos 3:23), y el pecado que habita en nosotros nos lleva a la rebelión y a buscar otros dioses que no son más que eso: dioses; sin embargo, nos alejan del verdadero Dios y Señor.
El pueblo de Israel al ver que Moisés no bajaba de hablar con el Señor, pronto se olvidó de Él, e hicieron un becerro de oro para que marchara al frente de ellos.  Habían visto la gloria de Dios manifestarse con el gran despliegue al sacarlos de Egipto y sabían que deberían temerle y obedecerle; fueron impacientes, no supieron esperar. Dios al ver el pecado cometido quiso destruirlos pero Moisés se dirigió a Dios como a su Gran amigo y le habló pidiéndole clemencia (vv. 1-13).
A través de esta lección, aprendamos a esperar confiados en el Señor; dejémosle actuar sin entorpecer el camino. Muchas veces, nosotros somos los encargados de demorar  la bendición porque nos metemos y queremos ayudar, o porque simplemente como Israel, al no ver la solución pronta nos lanzamos tras otros dioses. Recordemos que el único que merece toda nuestra adoración y honor es Dios y no hay otro fuera de Él. Ni siquiera la bendita virgen María, puede ocupar el lugar de preeminencia de nuestro Dios y Salvador.

Amado Dios y Señor nuestro: Gracias por ser también el mejor Amigo nuestro.  Por favor no tengas en cuenta las trasgresiones con las que a diario te ofendemos; perdónanos y sácanos avante para que tu Nombre sea exaltado y no seamos el hazme reír de los incrédulos. Gracias por escucharnos.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 28 de marzo de 2013

El saber escuchar trae bienestar




Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos,  ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! 
Salmo 81:13-14.



Lectura: Salmo 81:8-16. Versículos del día: Salmo 81:13-14.

MEDITACIÓN DIARIA

Tenemos la tendencia a contestar: “bien”, cuando nos preguntan cómo estamos.  Con Dios no podemos hacer lo mismo.  La intimidad con el Señor implica completa sinceridad. Dice el versículo: “Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si quisiera andar por mis caminos”.  Para escuchar a Dios hay que aprender a hablar con Él, y para hablar con Él, hay que ante todo, humillarse en su presencia.  A Dios no lo podemos engañar porque nadie nos conoce mejor que nuestro propio Creador.  Es que si no reconocemos ante Dios lo que son nuestras debilidades, afanes, deseos y propósitos, no podemos tener una relación directa con Él. Dios quiere que su pueblo se humille, le busque de corazón y siga su camino.  Hay respuesta como consecuencia de esta acción: “¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios!”.  Veamos: “Si se humillare mi pueblo… entonces yo oiré desde los cielos” (2 Crónicas 7:14).
Aprendamos a hablar con Dios como con el mejor amigo, porque lo es.  No dejemos pasar un solo día sin orarle; toda relación necesita diálogo y con el Señor no es la excepción; al contrario, se hace más necesario hacerlo si de verdad, queremos depender exclusivamente de Él.

Amado Señor: Enséñanos a escucharte y seguir tu camino como debe ser, para no encontrar piedras que obstaculicen nuestro andar.

Un abrazo y bendiciones.  

miércoles, 27 de marzo de 2013

Si creemos, tenemos que dejarlo actuar




Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje, y a quién se le ha revelado el poder del Señor? 
Juan 12:38.


Lectura: Juan 12:23-50.  Versículo del día: Juan 12:38.

MEDITACIÓN DIARIA

No todos reciben el mensaje del Señor.  Pueden ver que el Señor los sana o saca de problemas y aun así, sus ojos están vendados (v. 40). El grano de trigo tiene que caer en tierra y morir para que dé fruto (v. 24).  Muchos conocen al Señor, y empiezan a andar con Él, pero ante los primeros tropiezos, abandonan el camino.  Por otro lado, se está tan cómodamente viviendo en pecado, que el ego no permite que se entrometan en ciertos campos.  Es como decirle al Señor: “Te entrego mi vida, pero por favor no vayas a tocar mi área sexual, o la de mi trabajo  o bolsillo que significan tanto para mí”.  No; al Señor hay que rendirle todas las áreas de la vida y la única manera es aprendiendo a morir al pecado.  El apóstol Pablo escribe: “¡Qué tontería! Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera” (1 Corintios 15:36).  Morir al orgullo, a la avaricia, a la ira, al adulterio, a la embriaguez, etc. Hay que ir menguando para que el Señor vaya creciendo y pueda hacer el trabajo regenerador en cada uno.

Amado Jesús: Gracias te damos por habernos concedido el favor de conocerte y seguirte.  Cuida nuestros pasos para que no nos alejemos de ti y permitamos que cada día tu Santo Espíritu continúe la obra que empezaste. ¡Tú eres fiel en completarla!

Un abrazo y bendiciones.