Vengan ustedes, temerosos de Dios, escuchen, que voy a contarles todo lo que él ha hecho por mí.Salmo 66:16.
Lectura: Salmo 66:1-20.
Versículo del día: Salmo 66:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Es tan importante dar a conocer las maravillas del Señor, que
es imposible callar cuando hay tanto por testificar. En mi caso por lo menos, no solamente he
visto su mano prodigiosa sosteniéndonos financieramente, sino que he podido
palpar su poder ante mis dos enfermedades.
Primero, el cáncer de seno y tras tres procedimientos quirúrgicos donde
el último fue bastante intenso. Luego, el más reciente, en agosto del año
pasado cuando estuve al borde de la muerte por una pancreatitis aguda causada
por cálculos en la vesícula. En ambos
hechos, el Señor estuvo conmigo sustentándome y llenándome de su paz y
fortaleza. Definitivamente cuando los médicos, dicen “no”; Dios, dice: “SÍ”. Y
así como lo escribí: con mayúscula fija, para que a nadie le quede la menor
duda de que mi Dios, al que conocí siendo aun jovencita ha velado por mí durante
todo este tiempo y jamás ha apartado sus ojos de encima, porque su Palabra lo
confirma: “Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad”
(Jeremías 31:3).
Ustedes dirán que repito y repito mi testimonio, pero es que
no puedo callarlo y siempre habrá personas nuevas que no lo sabían y pueden
encontrarse en situaciones similares; para ellas: mi voz de aliento, mi
consolación desde estas letras, para que sepan que no tenemos a un dios
cualquiera, que nuestro Dios es capaz de cambiar el rumbo de lo esperado por lo
inesperado. El Señor es grandioso y le
gusta gloriarse en las debilidades de los suyos. Para Él no existen los imposibles; al
contrario, me da la impresión que se goza en la adversidad porque de no serlo,
no tendría cómo demostrarnos su inmenso amor y bondad; ni tampoco podría
manifestar su poderío y majestuosidad. Hay que darle paso al Señor para que Él
pueda revelarse en lo increíble.
Amado Señor: Me faltan palabras para decirte: gracias. Eres el único que mereces mi adoración y
fuera de Ti no hay nadie más. Eres
Excelso, Sublime, Poderoso y Perfecto ¡oh Altísimo Dios y Salvador! Toda honra,
gloria, honor y victoria son para Ti por los siglos de los siglos.
Un abrazo y bendiciones,
No hay comentarios:
Publicar un comentario