miércoles, 31 de marzo de 2010

Un solo hombre en propiciación por muchos

No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por
el pueblo, y no que perezca toda la nación.

Juan 11:50.
Lectura diaria: Juan 11:45-57. Versículo del día: Juan 11:50.
ENSEÑANZA
La resurrección de Lázaro sirvió para que algunos de los que la presenciaron creyeran en Jesús, como también para que de esto se cogieran los fariseos y jefes de los sacerdotes para buscar la manera de arrestarlo. Les preocupaba la multitud de señales y milagros que estaba realizando y temían que el pueblo judío se volcara hacia Él y lo siguiera. A pesar de todo su enojo contra Jesús, Caifás, por ser el sumo sacerdote, sin querer profetizó que convenía más que un hombre muriera por todo el pueblo y no que todos pereciesen. “Y no sólo por esa nación sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos para congregarlos y unificarlos” (verso 52). Este pasaje nos confirma que el Señor Jesús vino a dar su vida por toda la humanidad; por todos los hombres que se acogieran a su sacrificio y se entregaran a Él. “Mas a cuantos le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). Tanto tú como yo estábamos dispersos por el mundo, y por su infinita misericordia volteó sus ojos hacia nosotros para que llegásemos a ser “sus hijos”. Hijos nacidos no de carne sino de agua y del Espíritu para poder entrar en el reino de los cielos (Juan 3:5), y de esta manera congregarnos y unificarnos juntamente con Él. Si tú eres de los que consideras a Jesús como un judío más, quizá un profeta que vino a rescatar solamente a los judíos, quiero mostrarte a través de este devocional que también vino a morir por ti. Te ha mirado con ojos compasivos, con amor y misericordia, y hoy te está extendiendo sus brazos para llamarte y hacerte parte de esa congregación que exalta su nombre. ¿Deseas darle cabida en tu vida? Si es así, podemos orar: Amado Jesús, gracias por hacerme entender que viniste a morir en propiciación por muchos y entre esos muchos ya habías puesto tu mirada sobre mí. ¡Tanto amor no lo alcanzo a comprender! Te entrego mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por entrar en mi vida, por perdonar mis pecados, por hacerme parte de tu reino y por darme todo el poder de tu Santo Espíritu. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 30 de marzo de 2010

El asalariado y el pastor

El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca el rebaño y lo dispersa.

Juan 10:12.

Lectura diaria: Juan 10:1-21. Versículo del día: Juan 10:12.

ENSEÑANZA

Jesús quiso mostrarle a sus seguidores quién es el buen pastor y cómo reconocerlo, sin embargo ellos no le entendieron el sentido de sus palabras. El buen pastor da su vida por las ovejas (verso 11), mientras que aquel que no es el dueño, solamente va detrás de un salario y poco le importa lo que pase con ellas. Por eso cuando el lobo (Satanás) llega, ataca al rebaño y lo que hace es dispersarlas. En estos tiempos hay que tener mucho cuidado y los cristianos debemos ser precavidos al buscar nuestra iglesia, porque no todas son lo que dicen ser. Hay algunas que sencillamente trabajan por el dios “dinero” y las ovejas (fieles) poco importan. Estos “pastores” tendrán que darle cuenta a Dios por lo que no hicieron “¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el rebaño de mis praderas!, afirma el Señor”; “Ustedes han dispersado a mis ovejas; las han expulsado y no se han encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigarlos a ustedes por sus malas acciones –afirma el Señor– (Jeremías 23:1 y 2). Dura palabra de parte de Dios para los pastores. ¿Cuántas ovejas han salido del redil por causa de los pastores? ¿Cuántas injusticias se cometen también en las iglesias? Se habla mucho del perdón y la misericordia, pero ¿si se empieza a practicar esto por casa? ¿En cuántas iglesias los pastores son los encargados de poner las piedras de tropiezo a sus ovejas? Debemos ser sabios y pedir la dirección de Dios al momento de buscar una iglesia para que sea de sana doctrina. Además de eso, debe ser el sitio donde nos sintamos bien, acogidos y a gusto. Aprendamos como fieles o líderes a ayudar a reunir las ovejas; a reconocer a Jesús como el Buen Pastor que sabe cuidar perfectamente de ellas y que así sea que veamos los defectos en nuestros pastores, no seamos nosotros los del dedo acusador; oremos por ellos y dejémosle la justicia a Dios. Pongamos los ojos en el mejor de los pastores: el buen Jesús que dio su vida por ellas.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 29 de marzo de 2010

La Ceguera espiritual

Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.

Juan 9:25.

Lectura diaria: Juan 9:1-41. Versículo del día: Juan 9:25.

ENSEÑANZA

No se sabe que es peor, si la ceguera física o la espiritual. Los judíos no sabían cómo acusar a Jesús; siempre estaban al acecho, buscando un motivo para juzgarle. Acusaron al Señor porque sanó a un ciego de nacimiento; lo acusaron también porque lo hizo en sábado. No aceptaban en su corazón endurecido que Jesús hubiese podido realizar este milagro tan diciente. Tercos y obstinados como eran y sin querer reconocer sus errores, sino al contrario, creyéndose infalibles, su orgullo no les permitía ver más allá de sus propias narices. Primero se fueron encima de los padres del muchacho y ante la respuesta de ellos, “pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo” (verso 21), volvieron a ocuparse del que había sido sanado, no aceptaban escuchar que en realidad ahora veía “Ya les dije y no me hicieron caso. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo?” (Verso 27). El Señor, conociendo sus corazones aprovechó la ocasión para decirles: “Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos” (verso 39). Los fariseos al sentirse aludidos le preguntaron ¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Jesús les contestó: si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece” (versos 40-41). ¿Cuántos andan por el mundo, enceguecidos también espiritualmente? Hay un dicho muy cierto que dice: “No hay peor ciego, que el que no quiere ver”. Esto se aplica muy bien al cristianismo. El hombre puede escuchar hablar de Dios, es más dice creer en Él, pero no le cree a Él. Ven sus milagros, transformaciones completas en hombres y mujeres que anteriormente llevaban una vida sumergida en pecado, y aún así les cuesta aceptar que Jesucristo vino en carne para redimirnos; le cuesta bajar la cabeza y reconocerlo como Amo y Señor de su vida. Al igual que los fariseos están listos a lanzar puyas y sacar el dedo inquisidor. Están ciegos espiritualmente de nacimiento. En realidad, todos nacemos con ese defecto. La única manera de ver la luz es reconocer a Jesucristo como Señor y Salvador personal. En este tiempo de Semana Santa, reflexionemos dejando la religiosidad a un lado y concientizándonos de la obra redentora de Dios al enviar a su Hijo, para que todo aquel que crea en Él sea salvo. Solamente cuando tomamos esta decisión podemos decir: “Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo”.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 28 de marzo de 2010

Libertad en Cristo

Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Juan 8:32.

Lectura diaria: Juan 8:31-41. Versículo del día: Juan 8:32.

ENSEÑANZA

¿Cuál es la verdadera libertad? Tenemos la costumbre de cambiar la libertad por el libertinaje. El hombre cree que ser libre es emborracharse, adulterar, ser adicto a las drogas, al juego, etc. No se dan cuenta que están que en vez de estar gozando de libertad, están es completamente atados a estos vicios. Al igual que el pueblo judío muy seguramente pueden afirmar: “Nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados? (Verso 33). El Señor Jesús les dio la respuesta: “–Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado–“ (verso 34). El esclavo es diferente al hijo. El hijo tiene derechos especiales por ser hijos; mientras el esclavo no puede gozar de todos los beneficios porque su condición no se lo permite. Cuando recibimos al Señor Jesucristo en nuestra vida, entramos a ser parte de la familia de Dios; nos convertimos en sus hijos (Juan 1:12). La enseñanza es la siguiente: si ya somos cristianos no volvamos la mirada hacia atrás. Pongamos los ojos en nuestro Redentor quien es el que nos ha dado el poder y la fortaleza para no declinar. Si ya pertenecemos a su redil, somos su familia, somos sus hijos. Apropiémonos entonces, de sus promesas y vivamos con los derechos y ventajas que tenemos como herederos. Si no eres cristiano y el Espíritu Santo te ha hablado a través de este devocional porque estás atado al pecado, hoy puede cambiar tu vida. Te invito a que entres a ser mi hermano(a) y empezar a gozar la verdadera libertad. Si es tu deseo, oremos: Señor Jesucristo, yo te necesito; reconozco que he vivido una vida de acuerdo a mis propios criterios y me creía absoluto e infalible haciendo todo lo que quería sin darme cuenta que estaba en pecado. Hoy te acepto en mi corazón como Señor y Salvador. Entra a mi vida Jesús, hazme la persona que tu quieres que yo sea; gracias por perdonar mis pecados, por permitirme ser parte de la familia celestial y gozar de la verdadera libertad que me estás ofreciendo. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 27 de marzo de 2010

El dedo acusador

Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena? –Nadie, Señor. –Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

Juan 8:10-11.

Lectura diaria: Juan 8:1-11. Versículo del día: Juan 8:10-11.

ENSEÑANZA

Somos dados a pre-juzgar, juzgar y sacar el dedo acusador para señalar a los demás sus pecados, muchas veces sin razón y ni la más mínima gota de misericordia. “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Mateo 7:1-2). Algo muy común y que da bastante rabia, es que los no creyentes están siempre al acecho para caerle al cristiano cuando le ven una falta. Incluso algunos dicen cosas como: “¿Y no es que dice que es cristiano?” “¿Acaso fulanito(a) no se la pasa en esa Iglesia? Siempre está el dedo acusador rotulando al primero que pueda con tal de hacerle daño a la persona o al mismo cristianismo. Lo que muchos no entienden, es que los cristianos tenemos las mismas debilidades como cualquier otro mortal. La diferencia radica en que la sangre derramada por el Señor Jesucristo, ya la aceptamos como pago por las transgresiones, desde el mismo momento en que lo aceptamos a Él como Señor y Salvador. Ahora no es que no caigamos y pequemos; nadie puede decir que está libre de pecado. Desafortunadamente, vivimos cayendo, pero ¡Gloria a Dios, que en el Señor Jesucristo, tenemos redención por su sangre y el perdón de pecados! (Colosenses 1:14). Simplemente ya estamos justificados por su infinita misericordia y lavados con su preciosa sangre. Ahora se presenta otro factor, no podemos por este hecho pecar deliberadamente, porque eso sería como decirle al Señor: “No me importó tu sacrificio” y de Dios nadie se burla (Gálatas 6:7). Aprendamos la bella lección dejada por el Gran Maestro: Si alguien cae, lleguemos a esta persona con misericordia y amor; enseñémosle cuánto le ama Dios y no lo atemos. Digámosle: “Vete y no peques más”.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 26 de marzo de 2010

Olivo verde en medio de maleza

Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; con confió en el gran amor de Dios eternamente y para siempre.

Salmo 52:8.

Lectura diaria: Salmo 52:1-9. Versículo del día: Salmo 52:8.

ENSEÑANZA

Como en tiempos de David, hoy también el hombre se jacta de su maldad. Se cree invencible y con su lengua embustera, destruye y engaña a diestra y siniestra. No tiene ningún temor de Dios, porque su corazón se ha endurecido. Al vernos rodeados de tanta injusticia social, corrupción, depravación sexual y otras tantas malignidades, nos preguntamos si en verdad Dios está presente, ¿por qué no actúa? Ante tanta calamidad, los cristianos tenemos que levantarnos y ser fuertes, porque Dios no se quedará de brazos cruzados; dice el verso 5: “Pero Dios te arruinará para siempre; te tomará y te arrojará; ¡te arrancará del mundo de los vivientes! En el tiempo apocalíptico se manifestará la ira de Dios donde expresará concretamente su reacción contra la rebelión humana. Como Juan el Bautista anteriormente Jesucristo advierte de “la ira venidera” (Mateo 3:7 y 18:34-35), y experimenta la maldición de esta ira en la cruz (Mateo 27:46). En el Apocalipsis la ira de Dios es también la del Cordero victorioso: “Todos gritaban a las montañas y a las peñas: Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero” (Apocalipsis 6:16). Mientras el malvado se jacta de su maldad, el justo cada día florecerá como olivo verde, confiando en el gran amor del Señor que es eterno. El justo se asemeja al olivo; árbol de gran valía. De su tronco grueso, nudoso y retorcido se desprenden numerosas ramas y de sus raíces nacen retoños alrededor del tronco (Oseas 14:6). ¿Y qué decir de su fruto? Codiciado y de alta estima. ¡Incomparable comparación para el cristiano! Valiente, expande el Evangelio, da fruto al ciento por uno; fruto que perdura y atrae. Gracias a Dios, los creyentes que hemos aceptado que Jesucristo pagara por nosotros y se llevara en la cruz todo el peso de la maldición, de los pecados y de las enfermedades, podemos andar tranquilos y recitar como David: “Soy cono un olivo verde que florece en la casa de Dios… En ti pondré mi esperanza porque tu nombre es bueno”.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 25 de marzo de 2010

El pan de vida

Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.

Juan 6:51.

Lectura diaria: Juan 6:25-59. Versículo del día: Juan 6:51.

ENSEÑANZA

Como preámbulo de lo que sería la “Institución de la Santa Cena” (Mateo 26:26), Jesús enseña a sus discípulos sobre el pan que da vida eterna y lo dio como símbolo de su cuerpo que sería entregado por muchos. Lo presenta como representativo del alimento espiritual (verso 33). Ese pan, caracterizado en su cuerpo molido, traspasado, maltratado y humillado que como cordero fue llevado al matadero (Isaías 53:1-7), fue entregado para cancelar nuestras deudas pendientes y permitirnos de esta manera el paso hacia el Padre celestial dándonos una mejor vida, sin ni siquiera haber hecho el más mínimo esfuerzo para merecerla. De ahí la importancia de tomar la cena: “Hagan esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). El apóstol Pablo nos habla del maná que comieron los antepasados en el desierto como del alimento espiritual conque Dios los proveyó. Alimento bajado del cielo de origen divino y por su significado como tipo de Cristo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo”. Si el Señor Jesucristo es el “pan vivo”, ¿por qué la humanidad tan hambrienta lo desprecia? El mismo Señor dijo: “El que a mí viene, nunca pasará hambre”. Al igual que en aquellos tiempos, el hombre no cree y ha rechazado toda la pasión, muerte y resurrección de ese pan vivo, enviado por Dios, sin darse cuenta que está eligiendo el pan de muerte. Volvamos los ojos hacia Aquel que dijo ser el “Pan vivo”. Aceptemos su cuerpo entregado por nosotros para remisión de los pecados y poder gozar a su lado eternamente.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Sabiduría financiera

Prepara primero tus faenas de cultivo y ten listos tus campos para la siembra; después de eso, construye tu casa”

Proverbios 24:27.

Lectura diaria: Proverbios 24:23-34. Versículo del día: Proverbios 24:27.

ENSEÑANZA

Tenemos la tendencia a creer que lo primero que se debe hacer es comprar una vivienda para como decían nuestros padres “tener dónde meter la cabeza”. Pensando en lo anterior, en mi caso, le he estado pidiendo dirección al Señor y sin querer encontré la respuesta. Muchas veces recuerdo un versículo pero la cita exacta no la tengo presente, entonces acudo a Google. Estando en esas, hace unos días, encontré un escrito que llamó mi atención donde se hablaba sobre el versículo que precisamente hoy les comparto y que daba respuesta a mi petición de oración y sobre lo que aprendí, les quiero hablar hoy. Exactamente dice así: “Según la Escritura, primero debes invertir en tu negocio y luego en tu casa” (Cómo hacer mis bienes. Portal de la Iglesia Latina de Munich). Hay que pedirle a Dios sabiduría financiera. Allí ponen el ejemplo de preguntarle a una esposa qué quiere primero, si casa o negocio, por lo general, responderá que casa. Sin embargo, la mujer sabia debe de entender que si se invierte en el negocio, más tarde con sus ganancias, se puede lograr la casa. “Si tu quieres ser una persona productiva, debes perder el miedo a invertir” Dice en otro aparte el escrito. Si miramos Proverbios 31, verso 16 que dice: “Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo”, nos damos cuenta que la mujer sabia de la que se habla, practica la sabiduría financiera. Con sus ganancias, vuelve a invertir y esto ¿con qué fin? Con el fin de dejarles heredad a sus hijos. Siempre había considerado la heredad a mi modo, pero nunca con los ojos de Dios. En algunas versiones de la Biblia dice el versículo de estudio así: “Prepara tus labores de afuera, y disponlas en tu heredad; Y después edificarás tu casa” (Sagradas Escrituras). Es obligación de nosotros los padres dejarles heredad a nuestros hijos. “La casa y el dinero se heredan de los padres, pero la esposa inteligente es un don de Dios” (Proverbios 19:14). La mayoría de los padres oramos para que los hijos tengan una buena pareja, pero no le ponemos atención al resto del versículo. En la misma Escritura en la que Dios promete darle al hijo una esposa prudente, le dice al padre que debe darla una casa como heredad; en otras palabras una casa para que vivan. Como estoy segura, ha sido imposible que cumplamos con este precepto, es hora de empezar a cambiar nuestros hábitos financieros. Termina el escrito diciendo: “¿Hasta dónde quiere prosperarte Dios? Hasta el punto que tengas un negocio productivo, tu casa propia bien amueblada y para la casa de cada uno de tus hijos. Si Dios te ha dado para tu negocio o profesión, también te proveerá para esa casa que quieres, y para la de tus hijos”. “Lleva a tus hijos más allá de donde tú comenzaste financieramente, para que tus nietos empiecen más alto de donde tú o tu hijo comenzaron. Entonces tendremos familias y países prósperos”. Esta es la lección aprendida y la que quise compartir con todos ustedes. Pues es muy generalizado el hacer las cosas al revés y es tiempo de cambiar de acorde a la Palabra de Dios porque de este modo, seremos grandemente bendecidos.

Un abrazo y bendiciones.