jueves, 25 de marzo de 2010

El pan de vida

Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.

Juan 6:51.

Lectura diaria: Juan 6:25-59. Versículo del día: Juan 6:51.

ENSEÑANZA

Como preámbulo de lo que sería la “Institución de la Santa Cena” (Mateo 26:26), Jesús enseña a sus discípulos sobre el pan que da vida eterna y lo dio como símbolo de su cuerpo que sería entregado por muchos. Lo presenta como representativo del alimento espiritual (verso 33). Ese pan, caracterizado en su cuerpo molido, traspasado, maltratado y humillado que como cordero fue llevado al matadero (Isaías 53:1-7), fue entregado para cancelar nuestras deudas pendientes y permitirnos de esta manera el paso hacia el Padre celestial dándonos una mejor vida, sin ni siquiera haber hecho el más mínimo esfuerzo para merecerla. De ahí la importancia de tomar la cena: “Hagan esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). El apóstol Pablo nos habla del maná que comieron los antepasados en el desierto como del alimento espiritual conque Dios los proveyó. Alimento bajado del cielo de origen divino y por su significado como tipo de Cristo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo”. Si el Señor Jesucristo es el “pan vivo”, ¿por qué la humanidad tan hambrienta lo desprecia? El mismo Señor dijo: “El que a mí viene, nunca pasará hambre”. Al igual que en aquellos tiempos, el hombre no cree y ha rechazado toda la pasión, muerte y resurrección de ese pan vivo, enviado por Dios, sin darse cuenta que está eligiendo el pan de muerte. Volvamos los ojos hacia Aquel que dijo ser el “Pan vivo”. Aceptemos su cuerpo entregado por nosotros para remisión de los pecados y poder gozar a su lado eternamente.

Un abrazo y bendiciones.

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