viernes, 26 de marzo de 2010

Olivo verde en medio de maleza

Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; con confió en el gran amor de Dios eternamente y para siempre.

Salmo 52:8.

Lectura diaria: Salmo 52:1-9. Versículo del día: Salmo 52:8.

ENSEÑANZA

Como en tiempos de David, hoy también el hombre se jacta de su maldad. Se cree invencible y con su lengua embustera, destruye y engaña a diestra y siniestra. No tiene ningún temor de Dios, porque su corazón se ha endurecido. Al vernos rodeados de tanta injusticia social, corrupción, depravación sexual y otras tantas malignidades, nos preguntamos si en verdad Dios está presente, ¿por qué no actúa? Ante tanta calamidad, los cristianos tenemos que levantarnos y ser fuertes, porque Dios no se quedará de brazos cruzados; dice el verso 5: “Pero Dios te arruinará para siempre; te tomará y te arrojará; ¡te arrancará del mundo de los vivientes! En el tiempo apocalíptico se manifestará la ira de Dios donde expresará concretamente su reacción contra la rebelión humana. Como Juan el Bautista anteriormente Jesucristo advierte de “la ira venidera” (Mateo 3:7 y 18:34-35), y experimenta la maldición de esta ira en la cruz (Mateo 27:46). En el Apocalipsis la ira de Dios es también la del Cordero victorioso: “Todos gritaban a las montañas y a las peñas: Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero” (Apocalipsis 6:16). Mientras el malvado se jacta de su maldad, el justo cada día florecerá como olivo verde, confiando en el gran amor del Señor que es eterno. El justo se asemeja al olivo; árbol de gran valía. De su tronco grueso, nudoso y retorcido se desprenden numerosas ramas y de sus raíces nacen retoños alrededor del tronco (Oseas 14:6). ¿Y qué decir de su fruto? Codiciado y de alta estima. ¡Incomparable comparación para el cristiano! Valiente, expande el Evangelio, da fruto al ciento por uno; fruto que perdura y atrae. Gracias a Dios, los creyentes que hemos aceptado que Jesucristo pagara por nosotros y se llevara en la cruz todo el peso de la maldición, de los pecados y de las enfermedades, podemos andar tranquilos y recitar como David: “Soy cono un olivo verde que florece en la casa de Dios… En ti pondré mi esperanza porque tu nombre es bueno”.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: