viernes, 12 de marzo de 2010

Acabemos con la corrupción

Escucha esto, pueblo necio e insensato, que tiene ojos pero no ve, que tiene oídos pero no oye. ¿Acaso has dejado de temerme? –afirma el Señor–.

Jeremías 5:21-22.

Lectura diaria: Jeremías 5:1-31. Versículo del día: Jeremías 5:21-22.

ENSEÑANZA

Al pueblo de Israel se le olvidó seguir los mandatos del Señor. Pronto se alejaron de sus leyes y responsabilidades. Dios les había instruido sobre su comportamiento con los extranjeros, las viudas y los huérfanos; sobre la justicia y misericordia. Ellos, fueron alejándose cada día más de estos preceptos y convirtieron su vida, en una vida llena de hipocresía y religiosidad, hasta el punto que el Señor Jesús cuando se encontró en medio de ellos, les increpó: “Limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de maldad” (Lucas 11:39). Creo que a nosotros los cristianos de estos tiempos, nos está sucediendo lo mismo. Estamos convirtiendo el cristianismo en una religión más, dejándonos llevar únicamente por criterios aparentemente bíblicos pero que en el fondo no buscan más que aumentar el ego, la codicia e injusticia. Sería muy reconfortante practicar de verdad entre los creyentes, la justicia social extendida al extranjero, a la viuda, al huérfano, y al prójimo en general, tal como el Señor lo dejó explícito en Éxodo 22:21-27. Muy triste pensar que nos sucediera al igual que al pueblo de Judá donde el Señor por medio de Jeremías dijo: “Recorran las calles de Jerusalén, observen con cuidado, busquen por las plazas. Si encuentran una sola persona que practique la justicia y busque la verdad, yo perdonaré a esta ciudad” (verso 1). Es una gran responsabilidad la que tenemos como pueblo de Dios. Nosotros debemos ser forjadores de justicia, paz y misericordia. Ahora que se aproximan para Colombia las elecciones, no nos dejemos llevar por un color o tradición o porque simplemente se acredita como “pastor” de tal o cual iglesia. Creo que si pueden ocupar curules y puestos políticos los cristianos, pero no creo que un pastor que tiene que velar por sus fieles e iglesia pueda cumplir con dos responsabilidades de tan alta envergadura. Así pues, cumplamos con el deber y el derecho al voto, sabiendo elegir a conciencia a quienes serán los encargados de dirigir este país hacia la justicia social, terminando con la corrupción y el desarme ilegal para que Dios nos mire con compasión y perdone la maldad que por tantos años ha estado arraigada en el corazón del hombre colombiano. Recordemos que: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2ª. Crónicas 7:14). ¿Queremos ver una nación diferente? Rompamos ese círculo de maldad: corrupción-injusticia social-guerrilla-paramilitarismo. Como seguidores del Señor Jesucristo empecemos a cumplir cabalmente con lo mandado, porque no tenemos excusa, ya conocemos la verdad y en nuestras manos está el cambio para nuestra patria.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: