jueves, 11 de marzo de 2010

Nuestros anhelos y deseos ante el Señor

Ante ti, Señor, están todos mis deseos, no te son un secreto mis anhelos.

Salmo 38:9.

Lectura diaria: Salmo 38:1-22. Versículo del día: Salmo 38:9.

Así como los padres terrenales saben cuáles son los deseos y aspiraciones de sus hijos y hacen todo lo que esté a su alcance para complacerlos, igualmente Papito Dios quiere darnos gusto en nuestros anhelos. Podemos estar rodeados de tristezas y calamidades; estar angustiados y deprimidos; sin embargo, no debemos dejar de implorarle y hacerle conocer nuestros gustos, planes, deseos y peticiones. En el mundo si un hijo le pide a su padre un pan, este no le va a dar una piedra. Si lo hacemos como humanos que somos pecadores, ¿Cuánto más no hará el Padre celestial por sus hijos? (Lucas 11:11-13). Por eso es tan importante poner delante de Él, tanto las cargas, amarguras, desilusiones y enojos como los antojos, aspiraciones y empeños. Comentarle sobre los propósitos y planes que queremos trazarnos, para que sea el Señor quien dirija los pasos hacia la meta propuesta y así ver llegar a feliz término los proyectos expuestos. “Los deseos de los justos terminan bien” (Proverbios 11:23). Aprendamos a ser ante Dios, igual que el rey David: No solamente le declaraba su amor y respeto con alabanza y adoración, sino que desgarraba su corazón ante su presencia clamándole y llorándole; exteriorizándole hasta el más mínimo detalle de sus deseos y anhelos porque sabía en quien había confiado.

Un abrazo y bendiciones.

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