lunes, 31 de agosto de 2009

Tomaré posesión de ti

En torno suyo –afirma el Señor– seré un muro de fuego, y dentro de ella seré su gloria

Zacarías 2:5.

Lectura diaria: Zacarías 2:1-13. Versículo del día: Zacarías 2:5.

ENSEÑANZA

Hoy dispuse mi corazón a escuchar a mi Dios, al que siempre clamo (Salmo 4:1) para demostrar al adversario y a mis enemigos que el Señor es mi escudo y mi gloria; Él es quien mantiene en alto mi cabeza; porque tal como lo refiere el verso 6 del mismo Salmo “Muchos son los que dicen: ¿Quién puede mostrarnos algún bien?” “Y muchos los que de mí aseguran: Dios no la salvará” (Salmo 3:2); sin embargo, el Señor me hizo entender que mi Jerusalén principal soy yo misma. A quien primero tengo que testificar es a mi propia vida, ¿si yo personalmente no estoy edificada cómo puedo seguir con el mandato? Y como Jerusalén que soy, hoy me afirma que será en torno mío un muro de fuego, y dentro de mí será su gloria. No sé si ustedes lo entiendan, pero le había pedido a Dios que hablara a mi corazón sobre algo concreto que aún no se ha definido y me dice muy claro: “¡Sal de allí, escápate!” Zacarías 2:6. Han tocado la niña de mis ojos y mi mano poderosa se agitará contra aquellos saqueadores. “¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Yo vengo a habitar en medio de ti! –afirma el Señor–“ Verso 10. “Así sabrán que el Señor Todopoderoso es quien me ha enviado a ustedes… Que todo el mundo guarde silencio ante el Señor, que ya avanza desde su santa morada” Versos 11b-13. Esta es la lección aprendida y la cual comparto con todos ustedes. “¡Haz Señor, que sobre nosotros brille la luz de tu rostro!”.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 30 de agosto de 2009

Su sello es mi distinción

Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo

Cantares 8:6.

Lectura diaria: Cantares 8:1-7. Versículo del día: Cantares 8:6.

ENSEÑANZA

En el mundo hay diferentes modos de distinguirnos: puede ser el nombre o apellido; rasgos físicos específicos, la huella dejada a través de la vida, etc. Pero para el Señor, somos únicos. Su amor sublime nos sella con su Santo Espíritu para decirnos que somos su posesión; y es a través de este sello que nada ni nadie podrá apartarnos de su amor. Este sello es la garantía que asegura nuestra salvación. Es tal y como te dijera: “hijito, por precio fuiste comprado, mi sangre derramé por ti, todo mi amor te entregué y ahora mío eres tú. Te he sellado, te he marcado para distinguirte de los demás. Mi gloria es la tuya y todo mi ser te doy. No te dejaré ni te abandonaré porque eres la presencia misma del amor del Padre hecha realidad en ti”. Es necesario involucrar a Dios en nuestros planes para que manifieste su gloria y esta sea el fiel reflejo de su vivir en mí. Es la única manera de entender hasta dónde su inmenso amor brota como el de cualquier enamorado, dispuesto a entregarlo todo, cuando Él y yo somos uno solo en comunión, lo cual se logra cuando somos obedientes y hacemos su voluntad. Quisiéramos ser un Juan cual niño consentido, quien se recostaba en el pecho de Jesús; aprendió a amar y conocer tanto a su Señor que recayó en él, el cuidado de María; por algo a su evangelio se le llama el evangelio del amor. O tal vez, desearíamos ser un Pablo, quien a pesar de haberlo perseguido con crueldad, conoció más que ningún otro el amor en toda su esencia divina y la transformación de su vida por Aquel, que lo amó a pesar de… ¡Ni las muchas aguas podrían apagar su amor! Entrégate de una vez por todas en sus brazos amorosos para que quede impreso en tu corazón, la llama de su amor.

Señor: ¡Ojalá pudiera mi cabeza reposar sobre tu izquierda! ¡Ojalá tu derecha me abrazara! ¡Grábame como un sello sobre tu corazón!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 29 de agosto de 2009

El segundo esplendor

Mía es la plata y mío es el oro –afirma el Señor Todopoderoso–. El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera –dice el Señor Todopoderoso–

Hageo 2:8-9.

Lectura diaria: Hageo 2:1-19. Versículo del día: Hageo 2:8-9.

ENSEÑANZA

La Palabra de Dios no miente y en Hageo nos dice: “no teman, dentro de poco haré que se estremezcan los cielos y la tierra. Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa” Versos 6-7. Al igual como se pronunciaba en Habacuc, expresándonos que hará cosas sorprendentes, difíciles de explicar, lo hace ahora. Quizá no entendamos cuáles serán sus armas ni de qué se valdrá el Señor para cumplirnos, pero tenemos que creerle a Dios, y saber que nuestras peticiones, encontrarán respuesta y de la mejor manera, porque Dios promete que serán bendiciones mayores a las anteriores. “¿Todavía no producen nada la vid ni la higuera, ni el granado ni el olivo? Pues a partir de hoy yo los bendeciré” Verso 19, esto lo afirma el Señor y “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos su tardanza” (2ª. Pedro 3:9). Recordemos que Él mandará la lluvia en el momento propicio (Joel 2:23), y según su Palabra hoy es el día indicado; a partir de hoy, nos bendecirá. Alegrémonos y regocijémonos en el Señor, puesta la mirada en el autor y consumador de la fe, con la firme convicción de llegar a poseer lo que aún no vemos, con la certeza de que nuestra espera no será en vano, porque fiel es quien lo ha prometido.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 28 de agosto de 2009

El hombre bienaventurado

Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!

Salmo 1:3.

Lectura diaria: Salmo 1:1-6. Versículo del día: Salmo 1:3.

ENSEÑANZA

La Biblia nos enseña la dicha que recibe el hombre (aquí se refiere a todo el género humano), cuando hace las cosas al modo de Dios. La persona prudente y madura que no se deja guiar por los malos consejos, ni anda buscando lo no perdido en medio de habladurías y chismes. El hombre que prefiere deleitarse en la Palabra de Dios, antes de ir tras los llamados “amigos” que en vez de proporcionarle bien, causan divisiones y disgustos en su vida. Amigos que incitan al trago al adulterio, a proferir sandeces y que en últimas no le dejarán nada positivo. Cuando el Espíritu Santo llega a nuestra vida, se encarga de instigarnos para no caer en pecado y de esa manera ir educándonos para buscar la sabiduría que se encuentra en el verdadero temor al Señor. Es decir, se toma la tarea de conducirnos por el camino correcto, a medida que vamos alimentándonos de su bendita Palabra. Será como árbol plantado junto a la corriente de un río, donde sus hojas jamás se marchitarán. Eso es exactamente lo que le ocurre a quien se acoge bajo la disciplina del Señor. Su vida es aquel árbol que nunca se seca; el río de vida siempre estará fluyendo para darle nuevas fuerzas y renuevos. Sus problemas (sus hojas) reverdecen y se tornan en bendiciones porque la fuente del Espíritu estará ahí, para regarla y es inagotable. Bienaventurado quiere decir doblemente dichoso, doblemente bendecido. El Señor cuida ese camino. Sigue por él sin desviarte, que al final llegarás a la meta deseada.

Un abrazo y bendiciones.