sábado, 1 de agosto de 2009

Mientras aguardamos la bendita esperanza

Mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo

Tito2:13.

“La bendita esperanza”. Esperanza que va unida a la promesa gloriosa de su retorno a la tierra, para llevar con Él a su amada Iglesia. Dios no cambia y es por esto que los cristianos tenemos la certeza de su veracidad. Su amor, su Palabra y su esencia misma son inmutables.

Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, es el mismo que hizo los cielos y la tierra. El que le hizo la promesa a Abraham de darle una tierra próspera, donde abundaban la leche y la miel. El mismo que le pronosticó una descendencia tan innumerable como las estrellas del cielo “El Padre y yo somos uno” (Juan 14:30). ¿Y saben? Todo cuanto le prometió al pueblo de Israel lo cumplió. “Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas” Josué 23:14.

Ninguna ha dejado de cumplirse. Todas se han realizado. Nosotros, somos el pueblo de Dios, su Iglesia lo es. Y entendamos, ninguna, absolutamente ninguna, dejará de cumplirse. No hablamos solamente de las que nos atañen como Iglesia, también las personales como las referentes a la salud “Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad” (Jeremías 33:6); Si es en el caso de la prosperidad, hay muchísimas: “El Señor tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado”, “El Señor te concederá la abundancia de bienes” “ Tú le prestarás a muchos, pero no tomarás prestado de nadie (Deuteronomio 28:8b, 11, 12b); Si hemos tenido crisis financieras “Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas” “No teman, porque así dice el Señor Todopoderoso… sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa… El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera” (Joel 2:25 y Hageo 2:5-9); En cuanto a nuestra vida espiritual “Vengan, pongamos las cosas en claro –dice el Señor-, ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”, “Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente” (Isaías 1:18 y Salmo 103:12).

¡Este es nuestro Dios! ¡El que promete y cumple! Con el convencimiento claro de la Segunda venida de nuestro amado Señor Jesucristo y la esperanza de que estaremos por siempre con Él, vivamos mientras tanto la vida con la seguridad de saber que el Señor tiene cuidado de nosotros y que a su tiempo derramará todas las buenas promesas que tiene para cada uno de sus hijos.

Un abrazo y bendiciones.

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