domingo, 28 de febrero de 2010

Mi rebaño pequeño

No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.

Lucas 12:32.
Lectura diaria: Lucas 12:22-34. Versículo del día: Lucas 12:32.

El cuidado del Señor por su rebaño no tiene límites. Nos preocupamos demasiado por la comida, el vestido y el sustento diario, sin acordarnos que nuestro Pastor siempre estará ahí presente para tendernos su mano prodigiosa. Ni siquiera debemos inquietarnos por aquellos que desean nuestro mal: “A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más”; “¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes. Aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones” (Lucas 12:4 y 6-7). Dios se preocupa tanta de los animales como de las plantas proveyéndoles de agua y alimento para sobrevivir; si eso lo hace con ellos, ¿por qué sufrimos pensando en el alimento o el vestido? ¡Nosotros valemos mucho más para Él! Preocupémonos por alcanzar la gloria eterna para entrar a formar parte de “su rebaño pequeño” y gozar de los privilegios de su reino. Isaías 60 nos indica cómo será la gloria de esa Sión levantada para nosotros: la bella nueva Jerusalén, llena de esplendor, dispuesta a tendernos sus brazos compasiva donde todos nos reuniremos a alabar y adorar a nuestro Dios y Salvador. No sabremos más de violencia ni de guerras; el Señor será nuestra luz eterna y nunca más tendremos duelo alguno (Isaías 60:18-20). Hagamos caso a la instrucción de Jesús a sus amigos: “Les voy a enseñar más bien a quien deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle (Lucas 12:5). Gracias al Señor que los que le hemos recibido ya estamos al otro lado; somos parte de su “rebaño pequeño” y mientras estemos aquí cuidará de nosotros como buen Pastor y después nos recibirá para gozarnos con Él en el cielo. Si deseas pertenecer a ese “rebaño pequeño” te invito a orar así: Señor Jesús, hoy quiero hacer parte de tu rebaño; te entrego mi vida; límpiame y sáname completamente para que pueda entrar a gozar de tu reino y tenga todas las bendiciones que me prometes aquí en la tierra. En tu nombre Señor Jesús he orado y te doy gracias por escucharme, amén.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 27 de febrero de 2010

Un corazón que te agrade Señor

Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.

Salmo 27:13.

Lectura diaria: Salmo 27:1-14. Versículo del día: Salmo 27:13.

ENSEÑANZA

¡Qué bonito actuar como David! A pesar de las dificultades y tropiezos por los que tuvo que pasar, supo afrontar con humildad y confianza cada una de estas adversidades. Importaba para él, su relación con el Señor más que cualquier otra cosa: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? (Verso 1). David como algún otro ser humano, tuvo tentaciones y pecados graves; sin embargo supo reconocerlos, pedir perdón y arrepentirse de corazón. No era perfecto pero aun así, era un hombre conforme al corazón de Dios. “pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya ha buscado un hombre más de su agrado” (1ª. Samuel 13:14). Esto le dijo Samuel al rey Saúl de Israel, por no obedecer lo mandado por el Señor. La versión Reina Valera nos lo confirma del siguiente modo: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón” (se refería a David), y en 1ª. Samuel 16:7 el Señor le repite a Samuel sobre lo mismo: “La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”. David era ese joven escogido por Dios para suceder en el trono a Saúl. David no tuvo inconveniente alguno siendo aún muy joven de enfrentarse al gigante Goliat; sabía exactamente en quién había creído y quién era el dueño de sus fuerzas; su mirada y su confianza estaban puestas en Dios. Un gran ejemplo, especialmente para la juventud en estos tiempos donde los jóvenes se tienen que enfrentar a diario con múltiples problemas. Bien dice el gran predicador Salomón “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud” (Eclesiastés 12:1). Si el hombre buscara al Señor desde su niñez y juventud, sería más llevadera la vida en tiempos adultos, porque el mismo Dios se encargaría de mostrarle la senda por la que debe transitar. De ninguna manera, podemos decir que sería un lecho de rosas, pero sí tendríamos la certeza de salir avante de la mano de nuestro gran Rey y Señor. La lección es aprender de David a tener un corazón que agrade al Señor; a buscar siempre su rostro y recrearnos con Él, aunque el enemigo y la adversidad nos acechen, porque tendremos la convicción de ver su bondad en este mundo, y esa esperanza nos anima a seguir adelante.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 26 de febrero de 2010

Sinceridad con ayuno o sin ayuno

¿Acaso el ayuno que he escogido es sólo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra con ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?

Isaías 58:5.

Lectura diaria: Isaías 58:1-11. Versículo del día: Isaías 58:5.

ENSEÑANZA

Es fuerte la exhortación de parte del Señor hablándonos sobre el ayuno. ¿Cuántas veces nos pasa exactamente lo descrito? Le clamamos a Dios por justicia, le reclamamos que no nos escucha; le decimos que oramos, ayunamos… pero Él, parece dormido. ¿Hemos mirado hacía dentro de nuestro corazón, cómo estamos andando? Dios no quiere un ayuno de sacrificios. Quiere un ayuno donde verdaderamente deseemos agradarle rompiendo las cadenas que nos atan como la injusticia, el dedo inquisidor, el yugo opresor, la indiferencia hacia el necesitado, y la lengua maliciosa; y no por un día exclusivo, sino todos los días, a todas horas, minutos y segundos. ¿De qué nos sirve sacar un día al mes para ayunar, si no estamos haciendo justicia ni misericordia? Si lo hacemos simplemente por cumplir con la iglesia, o porque es rutina hacerlo con el ministerio, estamos mal. El ayuno que viene de Dios y es para Dios debe ser honesto, espontáneo, compasivo, justo y no de apariencias ficticias. Ésta es una de las condiciones para recibir sanidad: la integridad en nuestro proceder. Cuando obramos rectamente sin querer engañar a Dios, Él permitirá que resplandezcamos y seamos sanos. Permitirá que los deseos de nuestro corazón se cumplan. Nos llevará y saciará en tierras secas; seremos como jardín bien regado y como manantial cuyas aguas no se secan (versos 8-11). A la vista, el jardín bien regado es hermoso, lleno de flores multicolores que esparcen aroma agradable con verdes pastos a su alrededor. Así seremos y los demás nos verán y percibirán, si cumplimos a cabalidad lo que Dios espera de nosotros, sea día de ayuno o no.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 25 de febrero de 2010

La mejor parte

Marta, Marta –le contestó Jesús– estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria, María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.

Lucas 10:41-42.

Lectura diaria: Lucas 10:38-42. Versículo del día: Lucas 10:42.

ENSEÑANZA

“María ha escogido la mejor”. ¿Cuántas veces decimos como excusa o porque es cierto, no tengo tiempo? Si es como excusa, no hay nada que hacer; pero si es por responsabilidades mal administradas, debemos hacer un alto y clasificar prioridades. Nuestra relación con Dios, debe de ser la prioridad número uno. Si no estamos en sintonía directa con Él, es difícil que lo demás pueda salir con éxito. Mateo 6:33 nos lo dice: “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”. Indudablemente no quiere decir, que a todas horas vivamos con la Biblia debajo del brazo y lanzando “aleluyas” a diestra y siniestra, no; esto de ninguna manera sería testimonio ante el mundo. Lo que Dios desea de nosotros es que le busquemos de corazón; por eso es importante sacar un tiempo especialmente en las mañanas, para hacer nuestro devocional, para hablar con el Señor y a la vez alimentarnos de su Palabra. De esta manera, tendremos nuevas fuerzas y vislumbraremos mejor el panorama de las situaciones que a diario se presentan. María escogió la mejor parte y nadie se la podía quitar; ¿Por qué? Porque la intimidad con Dios, es eso: íntima. Nadie puede arrebatarnos nuestra espiritualidad; pueden robarnos, maltratarnos, ultrajarnos, etc., pero lo íntimo que sale del corazón hacia Dios, nadie lo puede despojar. David le clamaba a Dios, pidiéndole que le enseñara el camino, las sendas por donde debía conducirse. De igual manera nosotros, debemos dejar todos los afanes, inquietudes, adversidades y responsabilidades en sus manos, para que sea el Señor quien nos guíe por donde Él lo considere, será lo mejor. Nuestra vida está llena de eso: responsabilidades unidas a afanes y aflicciones bien sea con la familia, el trabajo, la Iglesia, las amistades, el estudio y quizá otras más. Sin embargo, no podemos dejar que el día se nos convierta en una carga pesada, difícil de cumplir; recordemos que también necesitamos descanso y sosiego, los cuales deben figurar en nuestra agenda diaria. Marta, lo contrario de María, estaba muy atareada con los oficios de la casa y no podía prestarle atención al Señor. Creo que debemos ser un poco de María y un poco de Marta, si vemos el pasaje desde la perspectiva de un equilibrio ecuánime. Sin embargo, no dejemos a un lado la lección dejada por el mismo Señor Jesús, en cuanto a apreciar el momento especial que tenemos con Él, en el tiempo que dediquemos a realizar el devocional. ¡Esto es lo que cuenta! Y nadie nos lo quitará.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Ya están escritos nuestros nombres?

Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres ya están escritos en el cielo.

Lucas 10:20.

Lectura diaria: Lucas 10:16-24. Versículo del día: Lucas 10:20.

ENSEÑANZA

Cuando el Señor dijo: “Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño” (verso 19), no quería decir que esto bastaría para ser salvos. En Marcos 16 también el Señor habla no solamente sobre lo mismo, sino que también afirma: podrán las manos sobre los enfermos y sanarán; cuando beban algo venenoso no les hará daño, etc. Debe ser muy gratificante realizar estos prodigios, pero de nada sirve tanta emoción si de verdad en el corazón del hombre no habita Aquel que vino a morir y padecer por sus pecados. Nuestros nombres empiezan a aparecer en el libro de la vida, en el mismo momento en que decidimos entregar nuestra vida al Señor Jesucristo; de lo contrario podemos hacer maravillas, no hacerle mal a nadie, practicar la misericordia, justicia, y tantas otras cosas, pero de nada nos ayudará, porque el área espiritual seguirá vacía. Todas estas señales son dones repartidos por el Espíritu Santo como a Él le parezca y a quien quiera otorgárselos (1ª. Corintios 12:11). Lo que pasa es que hay que tener cuidado con ellos porque Satanás siendo tan astuto como es, puede copiarlos y engañar a muchos haciéndose pasar por ángel de luz. De ahí, que es muy importante buscar el fruto del Espíritu, más que los dones. Entendiendo un poco mejor el pasaje dentro de todo el contexto bíblico, tal vez, podamos apreciar mejor las palabras del Señor: “Alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo”. Te pregunto: ¿Tienes la certeza de que tu nombre ya está escrito en el cielo? Si aún lo dudas, te invito a hacer esta pequeña oración; simplemente es una guía, si la quieres cambiar, cámbiala; lo importante es la sinceridad de tus palabras: Señor Jesucristo yo te necesito, te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Reconozco que moriste por mí en una cruz y que resucitaste de los muertos para darme vida eterna. Gracias por perdonar mis pecados y escribir en este momento mi nombre en el libro de la vida. En tu santo nombre Jesús, amén. Ahora, que si el Espíritu Santo te bendice con algunos de sus dones, no los desprecies; ponlos en las manos del Señor para su obra y glorificar su nombre.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 23 de febrero de 2010

Caminos y pensamientos más altos

Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!.

Isaías 55:9.

Lectura diaria: Isaías 55:6-13. Versículo del día: Isaías 55:9.

ENSEÑANZA

Aquí en Isaías el Señor manda a buscarlo mientras se pueda encontrar (verso 6). Llegará el día cuando la maldad sea tan grande, que por más deseo de encontrarle, Él esconderá su rostro porque el periodo de la gracia se habrá acabado. “Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos” (verso 7). Hay que buscar al Señor para entender que el camino por el que estamos andando no es el correcto. Porque al hombre, su naturaleza pecaminosa no le deja distinguir entre el bien y el mal. Resulta llamando bueno a lo malo, y malo a lo bueno. El mismo mundo en que nos movemos nos lleva a aceptar al pecado disfrazado de tolerancia y amor como en el caso del homosexualismo y lesbianismo o en el tema del aborto. El domingo pasado la predicación se basó en el engaño y si vemos claramente, sí, definitivamente sí vivimos engañados en una sociedad de consumo que nos hace creer que si no tenemos no valemos; o que si no estamos con las medidas perfectas, somos rechazados; o que también nos lleva a la permisividad haciéndonos creer que hay que aceptar incluso la inmoralidad sexual porque si no, estamos “out” “fuera de base”. “La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad” (Proverbios 14:8). Recordemos que hay caminos que al hombre le parecen buenos pero que acaban con llevarlos a la ruina, a problemas de odios, homicidios, venganzas e incluso a la muerte. Un ejemplo claro lo tenemos en quien se mete de narcotraficante, traqueto, mula, etc., cree encontrar el camino exacto para salir de la pobreza, o para supuestamente “ser alguien”. ¿Y con qué se encuentra? Con un camino difícil de escapar y en el que arrastra no sólo su vida sino la de todos sus seres queridos. Busquemos a Dios ya que sus pensamientos y caminos son sublimes, nobles y extraordinarios. Él nos guiará por el camino perfecto y nos dará la sabiduría y el discernimiento para transitar bajo su dirección con la verdad; y renovándonos diariamente la manera de pensar a través de su Palabra. Entonces, “Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz” (verso 12); porque los caminos de Dios son más altos que los cielos sobre la tierra.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 22 de febrero de 2010

Ésta es la herencia del Señor

El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar.

Isaías 54:13.

Lectura diaria: Isaías 54:7-17. Versículo del día: Isaías 54:13.

ENSEÑANZA

Como madres nos preocupa bastante la vida de nuestros hijos, máxime cuando somos cristianas y el mayor deseo es que ellos estén en los caminos de Dios y nunca se lleguen a desviar. No tenemos que temer, pues el mismo Señor se encargará de ellos; dice su Palabra que los instruirá y no a uno, sino absolutamente a todos. Además, les proporcionará un bienestar lleno de felicidad y prosperidad. Estoy convencida que lo que tenemos que hacer es simplemente entregarle a Dios cada uno de nuestros hijitos y Él se encomendará de atraerlos a su Reino. Esta promesa hace parte de la herencia que Dios nos tiene y debe darnos tranquilidad a nosotras las madres pasemos las pruebas que pasemos, porque Dios pondrá su mano misericordiosa y victoriosa, y siempre estará acompañándonos. En la lectura de hoy el Señor nos muestra como su amor es eterno y compasivo: “Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión” (verso 8). Al igual, nos promete restablecernos en justicia, sin volver a tener temor, opresión o terror; sin permitir que ninguna arma se levante en contra y nos ataque, ni que nos acuse lengua alguna (versos 14 y 17). ¡Qué lindas promesas para sus hijos! Y termina la lectura aseverándonos: “Ésta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede –afirma el Señor–“ (verso 17c). Madres: parte de la herencia que nos corresponde como siervas de Dios, está relacionada con nuestros hijos y Él cumple lo que promete. Nunca dejemos de orar por ellos.

Un abrazo y bendiciones.