domingo, 7 de febrero de 2010

Agradecimiento hacia Dios

Tú me devolviste la salud y me diste vida. Sin duda fue para mi bien pasar por tal angustia. Con tu amor me guardaste de la fosa destructora, y le diste la espalda a mis pecados.
Isaías 38:16c-17.

Lectura diaria: Isaías 38:9-20. Versículo del día: Isaías 38:16c-17.

ENSEÑANZA

Al cumplirse ya casi un año de mi última cirugía la más dura y complicada; y al retomar lo sucedido leyendo el pasaje donde el rey Ezequías pasó una situación similar, sus palabras son exactamente las que brotan desde el fondo de mi corazón. En momentos como esos, se piensa de ese modo, “Yo decía: ¿Debo, en la plenitud de mi vida, pasar por las puertas del sepulcro y ser privado del resto de mis días? Yo decía: Ya no veré más al Señor en esta tierra de los vivientes; ya no contemplaré más a los seres humanos” (versos 10-11). Indudablemente nos cuestionamos mucho en esa adversidad y los pensamientos llegan como ráfagas que retumban en el cerebro, preguntándonos si estaremos o no para tal fecha o para tal acontecimiento. “Los que viven, y sólo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Todo padre hablará a sus hijos acerca de tu fidelidad” (verso 19). Así es. Es tan auténtico su amor, misericordia y sanidad, que es imposible callar y dejarlo desapercibido. No lo puedo hacer. Tengo que exaltar el nombre de mi Dios y que todos se enteren de su poder; no lo puedo callar. Así no lo entienda en estos momentos, sin duda, fue para mi bien pasar por tal angustia. La muestra más diciente es que a raíz de esa enfermedad, muchísimos están leyendo este devocional y entre tantos, estás tú. ¡La honra y la gloria sean para ti mi buen Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

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