sábado, 27 de febrero de 2010

Un corazón que te agrade Señor

Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.

Salmo 27:13.

Lectura diaria: Salmo 27:1-14. Versículo del día: Salmo 27:13.

ENSEÑANZA

¡Qué bonito actuar como David! A pesar de las dificultades y tropiezos por los que tuvo que pasar, supo afrontar con humildad y confianza cada una de estas adversidades. Importaba para él, su relación con el Señor más que cualquier otra cosa: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? (Verso 1). David como algún otro ser humano, tuvo tentaciones y pecados graves; sin embargo supo reconocerlos, pedir perdón y arrepentirse de corazón. No era perfecto pero aun así, era un hombre conforme al corazón de Dios. “pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya ha buscado un hombre más de su agrado” (1ª. Samuel 13:14). Esto le dijo Samuel al rey Saúl de Israel, por no obedecer lo mandado por el Señor. La versión Reina Valera nos lo confirma del siguiente modo: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón” (se refería a David), y en 1ª. Samuel 16:7 el Señor le repite a Samuel sobre lo mismo: “La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”. David era ese joven escogido por Dios para suceder en el trono a Saúl. David no tuvo inconveniente alguno siendo aún muy joven de enfrentarse al gigante Goliat; sabía exactamente en quién había creído y quién era el dueño de sus fuerzas; su mirada y su confianza estaban puestas en Dios. Un gran ejemplo, especialmente para la juventud en estos tiempos donde los jóvenes se tienen que enfrentar a diario con múltiples problemas. Bien dice el gran predicador Salomón “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud” (Eclesiastés 12:1). Si el hombre buscara al Señor desde su niñez y juventud, sería más llevadera la vida en tiempos adultos, porque el mismo Dios se encargaría de mostrarle la senda por la que debe transitar. De ninguna manera, podemos decir que sería un lecho de rosas, pero sí tendríamos la certeza de salir avante de la mano de nuestro gran Rey y Señor. La lección es aprender de David a tener un corazón que agrade al Señor; a buscar siempre su rostro y recrearnos con Él, aunque el enemigo y la adversidad nos acechen, porque tendremos la convicción de ver su bondad en este mundo, y esa esperanza nos anima a seguir adelante.

Un abrazo y bendiciones.

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