lunes, 8 de febrero de 2010

Debemos ser bendición

Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar, a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes.
Génesis 39:5.

Lectura diaria: Génesis 39:1-23. Versículo del día: Génesis 39:5.

ENSEÑANZA

Muy seguramente la empresa donde laboramos a pesar de las dificultades económicas y de los tiempos difíciles financieros no se ha caído, porque allí está la presencia de Dios a través de un cristiano íntegro. José, el hijo amado de Jacob es un ejemplo claro; podría haber sido un soñador consentido de su padre, pero tenía bien claros sus principios y era temeroso de Dios. De esta manera después de ser vendido por sus hermanos resultó en Egipto al mando de Potifar, quien era funcionario del Faraón y quien lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes. El sólo hecho de estar José en ese trabajo, sirvió para que Dios bendijera la casa de Potifar; bendición que se extendió hasta las posesiones que el funcionario tenía en el campo. Más tarde, la esposa de Potifar se enamoró de José y empezó a asediarlo. A pesar del acoso por parte de ella, José no cayó; prefirió salir corriendo antes que pecar. Aunque todas las cosas se voltearon en ese momento en su contra, pues fue a parar injustamente a la cárcel; Dios siguió adelante en su plan y también ahí, el Señor le mostró su amor y que no lo había abandonado. El guardia de la cárcel lo puso a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía (versos 21 y 22). “Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos” (verso 23). ¡Qué bonita lección! ¿Será que nosotros también damos ese testimonio de responsabilidad? ¿Somos tan confiables que sin reparo alguno se nos puede delegar con la absoluta certeza que vamos a responder honesta y fielmente a lo encomendado? En los tiempos actuales desafortunadamente impera la ley del desacato y falta de respeto a la autoridad. Precisamente es allí donde Dios nos llama a ser verdaderamente cristianos, dando ejemplo a los demás de nuestra rectitud e integridad. O ¿Somos de los que cogemos implementos de nuestro trabajo porque “para eso la empresa tiene plata”? ¿Los que le robamos tiempo haciendo otras que no conciernen con lo de la empresa y por el cual nos están pagando? ¿Cuál camino deseamos escoger? ¿El de la pereza, intolerancia, deshonestidad e irrespetuosidad? Reflexionemos sobre estos cuestionamientos y quizá otros más. Si somos verdaderamente íntegros, no solamente vamos a recibir bendición nosotros, sino todos los que están a nuestro alrededor. ¿Por cuál camino te decides? ¿El de la pereza, intolerancia, deshonestidad e irrespetuosidad? ¿Cuál escoges tú? ¿El de la bendición? O ¿el de la maldición? En tus manos está.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: