jueves, 4 de febrero de 2010

Brillar por siempre

¡Haz, Señor, que sobre nosotros brille la luz de tu rostro!.
Salmo 4:6.

Lectura diaria: Salmo 4:1-8. Versículo del día: Salmo 4:6.

ENSEÑANZA

Hagamos por siempre brillar la luz del Señor en nuestro rostro, así sea en medio de circunstancias difíciles. La luz es claridad, transparencia, irradiación, albor, fosforescencia y produce calor. Toda esta gama de fulgores son los que Dios quiere que impartamos a nuestro alrededor. Por más oscura que esté nuestra vida, un destello de luz puede impactar sobre alguien que esté necesitado. La luz y las flores tienen algo en común: producen consuelo, tranquilidad, confianza y ante todo alegría. Es hermoso abrir las cortinas en la mañana y encontrarnos con un sol resplandeciente que lanza sus destellos alrededor de la habitación. A mí me produce una sensación indescriptible. Y cuando un hogar está adornado con flores también; me inspira belleza, frescura y lozanía. Como cristianos debemos permitir que relumbre Dios en el corazón porque nosotros somos la luz del mundo (Mateo 5:14) y por más oscura que sea la noche, tenemos que llegar hasta allí para ser testimonio ante los demás brillando con la luz de Jesús. El hombre está inerte, frío, indiferente y apático porque se mueve en densa oscuridad. Nosotros, los discípulos del Señor somos los llamados a llevar su luz y su calor, a esos cuerpos y almas abatidas. Dejémonos guiar por el Espíritu Santo y permitir que su luz inunde nuestro rostro para así compartirla con los demás.

Un abrazo y bendiciones.

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