sábado, 6 de febrero de 2010

Todas las cosas ayudan a bien

En vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; al fin de cuentas es nuestro propio hermano.
Génesis 37:27.

Lectura diaria: Génesis 37:12-36. Versículo del día: Génesis 37:27.

ENSEÑANZA

Con frecuencia no entendemos las cosas que nos pasan, pero Dios lo sabe todo y no puede dejar que su propósito deje de cumplirse. Cuando los hermanos de José resolvieron venderlo a los ismaelitas, lo hicieron con la intención de quitárselo de encima; sus propios hermanos le tenían envidia y celos al punto de convertirse en odio y vieron la oportunidad de deshacerse de él. Dios permitió que los madianitas lo vendieran a su vez a Potifar funcionario del faraón y capitán de la guardia. De este modo, el Señor a pesar de tropiezos y dificultades lo fue llevando de manera que se convirtiera en el segundo mandatario de Egipto, después del faraón. De este modo cuando llegó el hambre y la sequía pudo ayudar a su familia y sacarla adelante; de lo contrario hubiesen muerto sin ningún socorro. Dios cumplió su propósito. La buena obra que había empezado desde Abraham, continuaba el curso a través de José. El hombre puede intentar desbaratar los planes de Dios, pero cuando Él está presente escucha nuestra oración y súplica llegando incluso a confundirlos y voltear todo hacia el lado de sus hijos, de la misma manera que lo hizo con el rey Ezequías cuando Senaquerib, rey de Asiria los amenazó con subyugarlos si no se sometían a su reino. “Yo, el Señor, declaro esto acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha”; “Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará! Yo, el Señor lo afirmo” (Isaías 37:33 y 34). Si nosotros amamos a Dios tenemos que tener la certeza que Él peleará por nosotros y nos sacará avante. Simplemente es cuestión de fe. La lección es aprender que el Señor todo lo puede y simplemente creerle. Con humildad ante la adversidad, digámosle sinceramente las mismas palabras de aquel hombre que le clamó por la liberación de su hijo: “si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. ¿Cuál fue la respuesta del Señor? “Para el que cree, todo es posible” (Marcos 9:22-24). Señor: Sabemos que todo lo puedes y todo, absolutamente todo está bajo tu control. Creemos en ti. Ayúdanos en nuestra poca fe; transforma esta aflicción en bendición.

Un abrazo y bendiciones.

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