Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
1 Timoteo 1:15. NVI.
Lectura: 1 Timoteo 1:12-17. Versículo del día: 1 Timoteo 1:15.
MEDITACIÓN DIARIA
Así es. El Señor Jesús se
le apareció a Saulo de Tarso (Pablo), cuando él perseguía a los primeros discípulos
e incluso aprobaba sus ejecuciones como en el caso de Esteban. Pero Dios le
tenía a Pablo una misión para cumplir y llevar el Evangelio de Jesús a los
gentiles que somos todos los no judíos. Por eso con mucha autoridad, en sus
Cartas como en el caso de la enviada a Timoteo puede afirmar con absoluta certeza,
“que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores”.
Y todos somos pecadores
(Romanos 3.23); todos, absolutamente todos necesitamos un Salvador que es Cristo
Jesús. Dios Padre en su infinita misericordia mandó a su Hijo al mundo a morir
por nosotros. Sobre Él recayó todo el peso de nuestro pecado; entonces cuando
aceptamos ese sacrificio de Jesús por nosotros, le estamos reconociendo como
nuestro propio Salvador. La Biblia nos dice: “Mas a cuantos lo recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no
nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que
nacen de Dios” (Juan 1:12-13).
Quizá, nunca antes te lo dijeron.
Las iglesias están llenas de fieles, pero muchos van por seguir una religión,
más no conocen en verdad al Salvador. La relación con Jesús no es una religión,
es un modo de vida. Tienes que nacer de nuevo (Juan 3). Si aún no lo has hecho,
te invito para que hoy lo reconozcas, como quien es en verdad Jesús de Nazaret.
Oremos:
Señor Jesús: Reconozco
que Eres el Hijo de Dios muerto y resucitado por mí. Acepto que soy pecador y que te necesito como
mi Señor y Salvador. Ven a mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea.
Gracias por perdonar mis pecados y darme una vida nueva Contigo para siempre. En
tu Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.