lunes, 13 de abril de 2020

¡Ha resucitado! Su tumba está vacía


Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí; ¡ha resucitado! 
Lucas 24:5-6. NVI.

Lectura: Lucas 24:1-35.  Versículos del día: Lucas 24:5-6.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de la muerte del Señor, el primer día de la semana las mujeres fueron al sepulcro y encontraron que la piedra la habían quitado. Entre las mujeres que fueron estaban María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo y otras que las acompañaban. Ellas no encontraron el cuerpo del Señor Jesús; su tumba estaba vacía. Todavía asustadas, se les aparecieron dos hombres con ropas resplandecientes quienes les dijeron: “¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí; ¡ha resucitado!”. El misterio más grande y maravilloso de la Iglesia de Dios: la resurrección de nuestro amado Jesús. Ningún otro líder religioso puede decir que su tumba también está vacía. Eso nos demuestra que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios y que es Dios por lo tanto. Estas mujeres regresaron a donde estaban los once discípulos y les contaron lo que habían dicho los ángeles, pero ellos no les creyeron.
Ese mismo día iban dos de los discípulos camino a Emaús y el Señor se les unió; sin embargo, no lo reconocieron. Como iban hablando sobre los últimos acontecimientos y creyendo que él era un peregrino más y no sabía lo de la muerte de Jesús de Nazaret, empezaron a hablarle de su Maestro y de la desilusión que tenían porque pensaban que redimiría a Israel; entonces el Señor toma la palabra: “¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?” (vv. 25-26). El Señor, les hace un recuento comenzando por Moisés y los profetas de todo lo referente a él en las Escrituras (precisamente ayer mi hijo Daniel Andrés habló detalladamente en nuestra Iglesia de Broward, sobre las profecías acerca de la resurrección del Señor). El Señor después se les apareció a todos sus discípulos e hizo otras tantas señales que no están escritas, nos relata el evangelio de Juan, “pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
Pero bueno; ¿Tú crees que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios? ¿Crees que su tumba está vacía? ¿Qué padeció, murió y resucitó para darte vida eterna a su lado? Si todo lo respondes afirmativamente es hora de abrirle tu corazón a Él:
Señor Jesús: gracias porque te levantaste de entre los muertos para demostrarnos que Eres el Hijo de Dios muerto y resucitado; tu tumba está vacía. Perdona mis pecados. Te entrego mi vida para que me hagas la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme. Gracias porque Contigo tendré la vida eterna a tu lado. Amén.
Un abrazo y bendiciones,
Dora C.

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