viernes, 3 de abril de 2020

Nuestra bendita esperanza que nadie puede derrumbar


Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. 
1 Tesalonicenses 4:13-14. NVI.

Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18.  Versículos del día: 1 Tesalonicenses 4:13-14.

MEDITACIÓN DIARIA

Qué bonito, apropiado y esperanzador es este pasaje en la época actual. Yo en verdad, no sabría decir si estamos en los últimos tiempos o si como nos lo afirma el mismo Señor, solamente lo que estamos viviendo es apenas el comienzo de los dolores (Mateo 24:8). Esta pandemia del Covid-19, me hace pensar que empezaron los dolores de parto porque hemos estado viendo falsos cristos que han engañado incluso a los escogidos; guerras y rumores de guerra levantándose nación contra nación; pestes, hambre y terremotos (Mateo 24:5-7). No tenemos que alguien nuevo venga a decirnos que fue lo pronosticado por tal o Pascual. Lo vemos aquí, dicho por el mismo Señor Jesucristo y se está cumpliendo. Si volvemos a nuestra corta lectura, mi intuición también me dice que estamos próximos al gran suceso esperado por la Iglesia. “Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero” (vv. 15-16 en la lectura). Después, los que estemos vivos seremos arrebatados junto con ellos para encontrarnos con el Señor (v. 17). El apóstol Pablo nos insta a animarnos con esta esperanza (v. 18).
Este será el rapto o arrebatamiento de su novia, la Iglesia. Así que el miedo para los cristianos queda atrás, el amor de nuestro Salvador, el Novio, nos envuelve completamente: “En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor” (1 Juan 4:18), porque bien sea que muramos o estemos vivos, de todas maneras, vamos a estar con nuestro Señor. El pueblo cristiano no tiene por qué asustarse con este azote; al revés, debemos de estar felices, viendo que el día se acerca.

Sí, ¡bendita esperanza para nosotros que nadie puede arrebatárnosla! Somos más que privilegiados. Gracias buen Señor por haber puesto tus ojos un día en nosotros. Gracias porque tu Palabra se está cumpliendo completamente. Contigo buen Jesús, somos más que vencedores. ¡Te damos toda la honra y gloria que mereces! ¡Ven pronto Amado Señor! ¡Te esperamos locamente!

Un abrazo y bendiciones.

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