Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.
Isaías 1:18. NTV.
Lectura: Isaías 1:1-20. Versículo del día: Isaías 1:18.
MEDITACIÓN DIARIA
Este mensaje del Profeta
Isaías fue para el pueblo de Judá. Bien
creo que podemos también tomarlo ahora, su Iglesia que somos su nuevo pueblo.
¿Por qué? Al igual que le sucedió al pueblo de Judá en ese tiempo, me parece
que de ese modo está errando la Iglesia. Los hijos que Él levantó se han ido
rebelando en su contra y le han dado la espalda al Señor.
El cristianismo no es una
religión más, sino una relación personal auténtica con Jesús de Nazaret, que
nos llama a practicar el bien en todo momento. Infortunadamente esta relación
se ha ido deteriorando y ya es poco lo que se enseña y se vive en el ámbito
cristiano. Priman más otros intereses como el monetario, el político, el social
y el religioso. Ya la Iglesia del Señor está cayendo en manos de los que a lo
malo llaman bueno y todo se arregla con la palabra ‘tolerancia’, sin darse
cuenta de que se debe ser tolerante, pero sin dejar por fuera la Palabra clara
de Dios. Estamos en un mundo caído donde se abusa de los niños, se dictan leyes
para matar a los bebés engendrados, se deja pasar inadvertido lo que es un
hogar instituido por Dios y ya no valen los valores de casa sino predominan los
de escuelas y colegios de acuerdo con un adoctrinamiento dictado por gobiernos
que no tienen ningún temor de Dios. La Iglesia del Señor está huérfana porque
se ha olvidado del Padre Celestial. Volvamos nuevamente a las raíces que marcan
la diferencia entre cristianos y no cristianos. Vengamos al Señor a pedirle
perdón que Él es rico en misericordia.
Amado Señor:
venimos ante Ti, a pedirte perdón por haber permitido que tu pueblo adquirido caiga
en el error de olvidar quién Eres Tú. Todos somos culpables: unos por omisión y
otros por decisión. Permite buen Señor que ahora, humildemente elevemos
nuestros ojos hacia Ti y limpies no solamente los corazones de los Tuyos sino
de esta tierra donde nos has puesto para cumplir la misión encomendada, de esparcir
el mensaje de las Buenas Nuevas, para que haya un cambio total en cada ser y
sus pecados lleguen a ser tan blancos como la nieve y la lana. Gracias bendito
Señor por tu perdón y por tu misericordia. Haz que tu Iglesia se levante como
la torre fuerte que está cimentada en tu Palabra. ¡Gracias, muchas gracias,
buen Señor y Dios!
Un abrazo y bendiciones.