Entonces me alegraré en el Señor; estaré feliz porque él me rescata. Con cada hueso de mi cuerpo lo alabaré: -Señor, ¿quién se compara contigo? ¿Quién otro rescata a los indefensos de las manos de los fuertes? ¿Quién otro protege a los indefensos y a los pobres de quienes les roban?
Salmo 35:9-10. NTV.
Lectura:
Salmo 35:1-10. Versículos del día: Salmo
35:9-10.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
rey David, le clama al Señor porque haga justicia con todos los que lo
persiguen y desean matarlo. Él abre su corazón muy sinceramente ante el Señor y
dice cosas como: “Haz que su camino sea oscuro y resbaladizo, y que el ángel
del Señor los persiga. Yo no les hice ningún mal, pero ellos me tendieron una
trampa; no les hice ningún mal, pero cavaron una fosa para atraparme. Por eso,
¡que la ruina les llegue de repente! ¡Que queden atrapados en la trampa que me
tendieron! Que se destruyan en la fosa que cavaron para mí” (vv. 6-8 en la
lectura).
Definitivamente
este clamor de David ante el Señor me enseña que lo mejor es actuar de ese
mismo modo. No podemos ir ante el Señor mintiéndole sobre una relación que ha
sido de persecución, de angustia o de incertidumbre, con palabras bonitas,
cuando nuestro corazón está completamente destrozado por dentro. Pienso que
entre más sinceros seamos, mejor será la liberación de esa carga.
Señor
Jesús: gracias por enseñarnos a sincerarnos Contigo. Tú conoces perfectamente
lo que hay en cada corazón y a Ti, no podemos ir con mentiras porque nos
ahogaremos más. Gracias porque al hablar Contigo sinceramente, recibimos
liberación, restauración, renovación y regeneración. Gracias, bendito Señor,
porque ¿quién mejor que Tú para escucharnos y comprendernos? Gracias, mi Señor,
porque nos entiendes a la perfección y a Ti, te agrada que dejemos sobre tus
hombros todas nuestras cargas y desilusiones. ¡Así mi alma se alegrará en Ti,
mi Señor y mi Salvador! ¡Te amamos y bendecimos tu Nombre! ¡Aleluya!
Un abrazo y bendiciones.
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