lunes, 16 de junio de 2025

¡Por siempre te alabaré y exaltaré Papito Dios!

 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. 

Juan 4:23-24. NVI.


Lectura: Juan 4:21-26, Versículos del día: Juan 4:23-24.


MEDITACIÓN DIARIA 


Ayer Día del Padre, yo estaba pensando: -no está ya mi papi para saludarlo ni tampoco mi hermano Hecticor- que tantas veces hizo esa labor conmigo; o sea no tengo un papá mío para saludar hoy. Y de pronto, el Espíritu Santo, como lo hace siempre, cada vez que me cuestiono algo vino a mi para responderme a través de una pregunta: ¿acaso tu Padre Celestial no es más que todos para que lo tengas presente? Así caí en cuenta y le pedí perdón a mi Señor por no valorarlo como el mejor Papito no solo terrenal sino celestial. Por esto, mi devocional de hoy, va dirigido a mi Papito Dios; al Papito que jamás me ha dejado y que, a pesar de tropezar y caer, no duda en darme su mano poderosa y levantarme nuevamente. No solo levantarme; restaurarme, restituirme y regenerarme, como lo hizo con el hijo pródigo.


Amado Papito Dios: te doy gracias, ante todo, por llamarme tu hija; te doy gracias porque aún desde antes de que yo naciera, ya me tenías en la mira. Me has amado con amor eterno y sin haber visto mis ojos la luz, todos mis días ya estaban diseñados. ¡Qué maravilloso Eres! Gracias porque lo sabes todo de mí; este conocimiento es tan sublime que no lo puedo siquiera comprender. Papito: hoy vengo ante Ti a rendirte todo honor, honra y gloria como lo mereces. No quiero alabarte y adorarte solamente porque sí; quiero rendirte completa adoración, como dice Tu Palabra en espíritu y en verdad. Yo quiero que todo mi ser te alabe; mi espíritu, mis manos, mis pies, mi boca, mis ojos. Todo, todo lo mío te lo entrego porque es Tuyo; bien sé que aquí estoy en préstamo nada más- Por eso, mi deseo es que todo lo que se mueve y respira alabe tu Nombre; que las bestias del campo, los pajaritos que vuelan de rama en rama, los niños de pecho que todavía toman leche materna y los niños que están más grandecitos, también hagan una pausa y se levanten para adorarte como lo mereces. Que hombres y mujeres de toda condición y de todo lugar, eleven también los ojos hacia Ti y doblen las rodillas en señal de respeto a la majestuosidad que Eres y representas. Gracias, gracias mi buen Papito Dios; hoy te rindo todo el homenaje que sale de mi ser, porque sin duda alguna Eres el Mejor y Único Papito Celestial que tengo. Eres quien siempre estás listo para tenderme las manos y envolverme en tus brazos. Gracias, gracias. ¡Por siempre te alabaré y exaltaré Papito Dios!


Un abrazo y bendiciones.

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