¡Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste.
Jeremías 20:7. NVI.
Lectura: Jeremías 20:
7-10. Versículo del día: Jeremías 20:7.
MEDITACIÓN DIARIA
El profeta Jeremías es
llamado el ‘profeta llorón’, por todo lo que se lamentó; pero si vemos, no fue nada
fácil su vida. Él, por amor al Señor aguantó y aguantó hasta el punto de
decirle: “¡Me sedujiste Señor, y yo me dejé seducir!”. Sí, con su amor lo
conquistó, lo convenció. Sus lindas palabras llegaron a lo más profundo para decirle:
¡ganaste Señor! “Me venciste” porque fuiste más fuerte que yo.
Es que cuando el Señor
nos llama; nos conquista con su amor. Busca el momento de la intimidad para
decirnos ‘te amo’; eres mío(a). Nos enamora llevándonos al desierto y con sus palabras
tiernas y amorosas toca nuestro corazón (Oseas 2:14). No, no es ficción, ni es
un cuento de hadas. Jesús es Real y el Único que jamás nos defraudará. Nuestros
padres, hijos, hermanos podrán fallarnos y así decepcionarnos, pero el Señor,
jamás lo hará. Incluso, nosotros mismos nos defraudamos; sin embargo, el que
nunca nos abandona es nuestro Dios: “pues Dios ha dicho: Nunca te fallaré.
Jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5 NTV). Créelo. El que te vino a seducir no
cambiará de parecer y su amor será para siempre.
Amado Jesús:
gracias porque pones en nuestro corazón el deseo de tenerte, alabarte y adorarte.
No tenemos palabras para entender tan sublime amor por nosotros. Gracias porque
tu inmenso amor nos ha vencido y no podemos negarnos a seguir Contigo. Gracias,
muchas gracias; a Ti no te importó en ningún momento nuestra condición de
pecadores, solamente quieres ofrecernos la paz, el sosiego y la esperanza de
una vida por siempre a tu lado. ¡Imposible resistirnos a tanto amor ofrecido! ¡Te
amamos bendito Jesús!
Un abrazo y bendiciones.