Tributen al Señor, seres celestiales, tributen al Señor la gloria y el poder. Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso.
Salmo 29:1-2. NVI.
Lectura: Salmo
29:1-11. Versículos del día: Salmo
29:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Este Salmo de David es un
reconocimiento de todos los seres celestiales que están al servicio del Señor
para que le rindan el honor y la gloria que merece. Tributo que nosotros igual,
debemos ofrecerle porque Él es Grande y Poderoso. Toda la lectura está basada en
que es el mismo Señor y Dios quien actúa sobre los mares retumbando como los
truenos; su voz es majestuosa y potente. Derriba los cedros y hace saltar a los
montes. La voz del Señor resuena con relámpagos; sacude el desierto, retuerce
los cedros y deja sin árboles los bosques. Termina diciendo que nuestro Dios es
el rey de las lluvias y se sienta en su trono a reinar por siempre (vv. 3-10).
Así es: todos los fenómenos naturales nos hablan de su Creador que es el
nuestro también. Lo vemos en las tempestades, el los terremotos, maremotos,
huracanes, tormentas diferentes; no nos equivoquemos es el Señor, Dueño del
universo y de todo cuanto existe que se nos manifiesta de una u otra manera, con
el fin de que volteemos los ojos hacia Él y lo reconozcamos como el Gran Dios Creador
de cielos, mares y tierra. Y yo me pregunto ¿por qué no lo hacemos? Mi mami
contaba lo que la había impactado una vez que estaba en el campo y de un
momento a otro cayó un rayo en seco, en medio del patio donde había gallinas
correteando. Al momento del rayo, las gallinas de hincaron y cacarearon hacia
el cielo como clamándole a Dios y reconociendo su poder. Ella contaba que fue
tan impactante el espectáculo que se erizó completamente y dijo: ‘Dios, todos
ellos son tuyos. Son tu obra’. Igual pasa en el Llano, cuando hay un temblor de
tierra, el ganado asimismo se hinca. Y nosotros, ¿Quiénes nos creemos si no
somos capaces de reconocerle como nuestro Soberano Señor? Es verdad que el hombre
no ha sabido cuidar esta tierra entregada para bien, pero no dejemos de
reconocer que en medio de cualquier fenómeno natural está Dios. No es la
energía, no es el factor climático; no son los extraterrestres, es Dios y
únicamente Dios.
Termina la lectura,
diciéndonos que por duras que sean estas manifestaciones, Dios cuida a su
pueblo y su pueblo es su Iglesia a quién llena de fuerza y la bendice con su
paz (v. 11). Reconozcámosle y démosle gloria a Él.
Amado Señor:
gracias por tu Palabra que encierra toda la verdad que a diario nos revelas.
Gracias porque Tú Eres el Dios Majestuoso y Poderoso. Te honramos Señor por la
gloria de tu Nombre y te adoramos en la magnificencia de tu santidad. El
universo te pertenece; el cosmos y más allá de los cielos todo es Tuyo y Eres
Soberano sobre ellos. ¡La Gloria, la Honra y el Honor son para Ti!
Un abrazo y bendiciones.
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