Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!
Salmo 30:11-12. NVI.
Lectura: Salmo
30:1-12. Versículos del día: Salmo 30:11-12.
MEDITACIÓN DIARIA
Muy seguramente todos
hemos pasado por pruebas difíciles, pero no hay que desanimarnos. Dios puede
cambiar ese lamento en danza alegre. Yo puedo dar fe sobre diferentes
circunstancias vividas y que el Señor ha tomado para sí; de ese modo he podido
levantarme nuevamente. Puedo decir igual que David: “Señor mi Dios, te pedí
ayuda y me sanaste. Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de
entre los muertos” (vv. 2-3). Sí; y no una vez sino dos veces. Y en cuanto a la
crisis financiera, igualmente. Cuando el Señor tomó las riendas, lo nuestro
comenzó a fluir.
¿Estás enfrentando
vientos de problemas físicos, materiales, emocionales o espirituales? Déjale
esa carga al Señor que todo lo puede. “Carguen con mi yugo y aprendan de mí,
pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma”
(Mateo 11:29). Dios es nuestra torre fuerte; nuestro socorro oportuno. Entrégale
esa carga al Señor y mira esa aflicción como una enseñanza que Él permite para
que tú crezcas y te hagas fuerte en la fe. Para que no te quedes callado y empieces a adorarle y alabarle por
estar siempre ahí.
Amado Señor: gracias porque solamente Tú puedes llevar
sobre tus hombros las tormentas desatadas. Gracias por ser el mejor Papito. Permite Señor que viendo tu Grandeza nuestros corazones rebosen de
amor por Ti y fluya adoración constante reconociendo tu majestuosidad y santidad. ¡Que todos sepan que Eres Inigualable! ¡Te amamos Señor y Dios nuestro!
Bendiciones y abracitos.
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