No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa.
2 Samuel 9:7. NVI.
Lectura: 2 Samuel
9:1-13. Versículo del día: 2 Samuel 9:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta historia de la
Biblia fue un hecho real y de mucha inspiración. La verdad, a mí me motivó bastante
y por eso quise hacer este devocional. Y si soy sincera me indujo mucho más la
canción de Danny Berrios titulada: “El Rey te mandó a llamar”. Igual vi una
película basada en lo mismo.
¿Por qué me gustó tanto
la canción? Porque en definitiva el hombre
va errante por el mundo, como perdido y a la vez confundido sin saber qué rumbo
tomar. Digo hombre en términos generales, trátese de hombre o mujer. Muchos no
encuentran una estabilidad económica ni emocional ¿y saben el porqué de ese vacío?
Todos los hombres tenemos un área física, un área emocional y un área
espiritual. Se puede llenar la física y la emocional pero la espiritual está desocupada.
“En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este
vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado
únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús” (Blaise Pascal).
Se va por la vida con
dinero, con fama, con amores diferentes y sin embargo no se siente plenitud ni
gozo alguno. El hombre va errante y solitario así esté rodeado de multitudes
porque está alejado de Dios. Con ese fin vino el Señor Jesús al mundo; para
poder completarnos con Él, como bien lo afirmó el científico francés Pascal. Entonces,
es el momento de dejarte invitar por el Rey de reyes y Señor de señores. Quizá
estás en soledad, atribulado, discapacitado, enfermo en una cama o tullido como
en el caso de Mefiboset (v. 3); tal vez estás pasando una crisis financiera o
emocional. El Rey te manda llamar para que de ahora en adelante estés sentado
en su mesa. No te desanimes; tú eres ese amigo del Rey que busca por ti. El
Señor te va a restituir todo lo que el enemigo te arrebató. Créele a Él. Te
invito a orar así:
Señor Jesús: creo
que Eres el Rey, Señor y Salvador que estás tocando a la puerta de mi vida para
que vaya Contigo y sentarme en tu mesa. Te necesito Señor y acepto tu invitación;
perdona mis pecados y hazme una persona de acuerdo a tu voluntad. Gracias Señor
por buscarme, perdonarme, restaurarme y darme una nueva vida Contigo. Gracias
porque tendré un lugar en el cielo a Tu lado y nadie me lo podrá quitar.
Un abrazo y bendiciones.
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