¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!
Eclesiastés 9:7. NVI.
Lectura: Eclesiastés 9:1-10. Versículo del día: Eclesiastés 9:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Empieza este capítulo
haciéndonos ver que todos, sin excepción alguna vamos a parar a lo mismo: la muerte física. “Para todos hay un mismo
final: para el justo y el injusto, para el bueno y el malo, para el puro y el
impuro, para el que ofrece sacrificios y para el que no los ofrece; para el
bueno y para el pecador, para el que hace juramentos y para el que no los hace”
(v. 2).
Teniendo en cuenta que tenemos
una vida demasiado corta, debemos hacer de ella lo más grata que pueda ser. Sin
afanes, sin odios y rencores, sin envidias, celos o contiendas. Por eso nos
dice el sabio Salomón que comamos el pan con alegría y el vino con ánimo; y
añade aconsejándonos que nos vistamos bien, elegantemente y con buen perfume.
Disfrutando la vida con la esposa o esposo que Dios nos ha dado. “Y todo lo que
te venga a la mano, hazlo con todo empeño” (v. 10). En la tumba ya no habrá
nada por hacer; todo habrá quedado atrás. Por eso vivamos, como para el Señor y
no para los hombres.
Señor Jesús:
enséñanos a vivir aquí de la mejor manera y que sea de tu agrado. Queremos
cosechar frutos que perduren para la vida eterna y no sean pasajeros como todo
lo material que nos rodea. Gracias por saber que Contigo hay un motivo, una
meta trazada por Ti para cumplir el propósito en cada uno de nosotros. No
queremos defraudarte Señor; que vivamos haciendo siempre tu santa voluntad. Gracias
porque Tú Eres el Motivo de nuestra vida.
Un abrazo y bendiciones.
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