Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian.
Salmo 31:19. NVI.
Lectura: Salmo 31:1-24. Versículo del día: Salmo 31:19.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces los
acontecimientos se vuelven rutina, o eso es lo que nos parece, pero no. Cuando
estamos de la mano del Señor, hasta el más mínimo detalle Él lo tiene en cuenta.
Mi esposo es de pocas palabras, pero su amor genuino por el Señor es auténtico.
Su celular estaba que ya no trabajaba y ayer no quiso funcionar más. Lo puso
con diferentes cargadores y nada que cargaba. Le oró al Señor muy sencillamente,
pero con corazón sincero, que por favor lo cargara y así sucedió; cargó por el
tiempo que necesitó que lo hiciera. “Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: ‘Tú
eres mi Dios’. Mi vida entera está en tus manos” (vv. 14-15). En el desayuno al
hacer la oración por los alimentos también le dio gracias al Señor por haberlo
escuchado y nuestra hijita que estaba de descanso me llamó para que el papi
fuera a recogerla para ir a comprarle un celular nuevo. Haciendo el devocional,
entendí perfectamente lo que dice: “Cuán grande es tu bondad, que atesoras para
los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se
refugian”. Esto se hizo realidad en la vida de mi esposo y nos sirvió a todos
en la familia como un lindo testimonio. El Señor le dio más de lo que él le
había pedido. “Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor
esperan” (v. 24).
Algunas
personas pueden verlo como algo dentro de lo normal; nada de asombroso. Sin
embargo, especialmente yo, sí tengo que decir que vi la bondad del Señor demostrada
hacia mi esposo, por su corazón genuino para Él y nosotros todos, contemplamos
felices el final del acontecimiento.
Señor
amado: ¡es tan bello verte manifestar hasta en los detalles más pequeños de
nuestras vidas! Gracias por tu amor incondicional para todos tus hijos. De
verdad, que es hermoso saber que te tenemos a Ti y que cuando te buscamos estás
ahí. Tú nos consientes, nos levantas, nos proteges y nos llevas de tu mano.
¡Bendito Eres por siempre Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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