sábado, 3 de julio de 2021

Seguro que contemplaremos su bondad

 El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? 

Salmo 27:1. NVI.


Lectura: Salmo 27:1-14.  Versículo del día: Salmo 27:1.


MEDITACIÓN DIARIA


David tenía muy claro en quién había puesto su mirada y a quién le había confiado su vida. Su fortaleza radicaba en el Señor y bajo esta pauta no había quién lo derrumbara. ¿Qué hacía David para estar tan seguro de su condición? Deseaba con ansías estar a solas con su Señor para contemplar su hermosura y deleitarse en su perfección y gloria (v. 4). Era tal su relación con el Dios vivo que no temía siquiera que lo abandonaran los suyos: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (v. 10). Y ante todo me impresiona su fe inquebrantable. A pesar de vivir bajo amenazas de muerte y huyéndole a sus enemigos, estaba tan confiado en Dios su Señor que afirmaba lo siguiente: “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes” (v. 13).

¿Cuántas veces nuestra fe decae porque por ningún lado vemos sus favores? Es bien cierto que en ocasiones se nos presentan situaciones adversas vez tras vez y no percibimos el más mínimo rayo de luz en medio de oscuridad o desierto vivido. Lo que nunca nos preguntamos en esas duras aflicciones es ¿cuál es tu plan Señor? O ¿para qué lo permitiste? Sin duda alguna, nuestro buen Señor sabe exactamente qué nos está pasando y hacia dónde vamos. Por eso en vez de una queja o un ¿por qué? Preguntémosle ¿para qué? Quizá en ese momento no obtendremos la respuesta, pero con el tiempo Dios nos mostrará que era lo mejor no solo para cada uno, sino posiblemente también para los nuestros.

Confiemos en el Señor de tal manera que también podamos afirmar: “he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes”. El Señor es experto en restaurar, en restituir, en levantar. Seguro que ni tú ni yo somos la excepción. ¡Él lo hará!


Buen Señor y Dios nuestro: te damos gracias porque Tú nos muestras que a pesar de las vicisitudes que se nos presentan, Tú vas adelante llevándonos de tu mano. Enséñanos Señor a tener esa comunicación diaria Contigo, como el mejor momento de deleitarnos en tu presencia y contemplar tu gloria. Esa es la manera Tuya que nos ofreces para recargarnos diariamente y proseguir hasta ver tu gran manifestación en nuestras vidas. Gracias bendito Señor y Dios. ¡Te amamos!


Un abrazo y bendiciones.

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