jueves, 29 de julio de 2021

Su Presencia es real y verdadera

El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos. 

Salmo 34:7. NVI.


Lectura: Salmo 34:1-8.  Versículo del día: Salmo 34:7.


MEDITACIÓN DIARIA


Estoy convencida que el Señor siempre está rodeándonos y guardándonos. El Salmo 91 también nos expresa: “Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos” (Salmo 91:9-11). Así es: Él ordenará que sus ángeles nos cuiden en todos los caminos. No es en uno, es en todos. Quizá ni lo notamos, pero el Señor sí lo está haciendo continuamente. No es casualidad que piensas coger una vía y al final, resultes yendo por el camino contrario. Es el mismo Señor a través de su Santo Espíritu que te va dirigiendo por la ruta más segura. Recién convertida al Señor nos hicieron en una clase de edificación unas gráficas en donde nos mostraban supuestamente las dos vías: una la que pensábamos atravesar y la segunda, por la que el Señor al final nos envió; la primera hubiera sido con muchos contratiempos. Por eso es tan importante que al salir de casa elevemos una oración entregándole al Señor nuestro ir y venir. Es la mejor manera de ir confiados.

Puedo decir que no solamente yo he experimentado la presencia de ángeles alrededor mío, también he escuchado varios testimonios sobre lo mismo. Hace unos años ya, el esposo de una amiga era conductor de un taxi en Colombia y un día había salido desde muy temprano a trabajar. Un señor se subió a su carro y cuando se terminó la carrera, el viajero le dijo algo así de cómo era de callado su acompañante; pues ellos hablaron durante el trayecto pero el acompañante nada. El esposo de mi amiga se quedó asombrado porque él no llevaba acompañante y ellos dieron este testimonio en la reunión de la Iglesia. Otro amigo que no era cristiano me comentó que había salido con su novia por la noche a comer algo y en un parador, tal vez muy solo vieron que se abalanzó sobre su carro un hombre con una barra de metal como a querer atacarlos. Su novia que sí era cristiana, le clamó al Señor pidiéndole que los cubriera con su sangre y en el momento en que el delincuente iba a estrellar su barra en el vidrio, su figura cambió totalmente y solo gritaba: ‘yo no los herí’, ‘yo no fui’. Tal parece que él los vio cubiertos de sangre; se asustó y se alejó gritando que no los había herido. Este testimonio sirvió para que mi amigo se convirtiera al Señor. Sus palabras fueron: ‘Dios es real’. Aquí nos lo dice el Salmo: “Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian” (v. 8.). Busquemos su protección, seguro que no nos defraudará.


Señor Jesús: gracias por estar siempre a nuestro lado cubriéndonos y resguardándonos de todo mal. Gracias porque mandas a tus ángeles alrededor nuestro. Gracias porque nos acobijas debajo de tus alas como la gallina a sus polluelos. Contigo estamos seguros y no tememos el terror de la noche ni la flecha que vuela de día. Gracias por tanto amor y bondad de tu parte buen Dios y Señor.


Un abrazo y bendiciones.

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