Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor.
Salmo 33:1. NVI.
Lectura: Salmo
33:1-22. Versículo del día: Salmo 33:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Alguna vez te has preguntado,
¿por qué debemos alabar al Señor? Muy seguramente habrá algunos que, dentro de
su orgullo y prepotencia dadas por su falta de fe o ateísmo, pensarán o dirán: ‘no
veo el porqué hacerlo’. Incluso creo, que todos los que dicen que somos dios o
que somos ‘el yo soy’, no lo harán. Todos ellos, qué equivocados están.
Nosotros no somos producto de la energía ni de un mono o chimpancé como suponen
los de la Nueva Era. Somos creados por la mano poderosa de Dios. Nosotros somos
diseñados por el Gran Diseñador; por el Creador del universo; por el que solo
bastó su palabra: “Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el
soplo de su boca, las estrellas. Él
recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos” (vv.
6-7). Él, Dueño absoluto de todo cuánto existe, “porque él habló, y todo fue
creado; dio una orden, y todo quedó firme” (v. 9). Dentro de sus proyectos,
dentro de sus diseños estaba el hombre como el gran artífice. Somos su obra majestuosa.
Entonces, ¡cómo no creer
en Él! ¡Cómo no alabarle y darle toda la gloria y el honor que se merece! El
Señor nos contempla desde su trono y conoce el corazón de todos. Nos libra de
la muerte y nos alimenta en épocas de hambre (vv. 14.15 y 19). Nos conoce tanto
que: “Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la
sabes toda” (Salmo 139:4 LBLA).
Que no quede duda alguna:
Nuestro Dios, es el Dios verdadero. El Dios Fiel y Misericordioso que no le
importó darnos a su Hijo Jesús para que el mundo fuera salvo. ¡Alabémosle y
adorémosle! “Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de
alegría” (v. 3 en la lectura).
Buen Señor: ¡qué
somos nosotros para que hayas fijado tus ojos con tanto amor en el ser humano!
No tenemos cómo agradecerte tanto bien hecho. Sólo Tú bendito Dios y Señor mereces
todo loor, gloria y honor. Que los cielos sigan publicando tu Majestuosidad;
que las aves canten sus alabanzas a Ti, Dios Creador; que las aguas repiquen tu
soberanía y que nosotros los hombres, los que Tú has escogido, gritemos que
Eres el Dios por excelencia. ¡Tú Señor y nadie más que Tú Eres Digno de recibir
toda alabanza y adoración!
Un abrazo y bendiciones.
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