martes, 21 de abril de 2020

Dios: el Único digno de recibir toda adoración


En este país morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos, ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo para consolarlos por el muerto, ni a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre. 
Jeremías 16:6-7. NVI.

Lectura. Jeremías 16:1-15.  Versículos del día: Jeremías 16:6-7.

MEDITACIÓN DIARIA

Esto que profetiza Jeremías para su pueblo, es exactamente lo que está viviendo el mundo entero. Y sí; muchos incluso se preguntan igual que en la lectura: ¿por qué el Señor ha permitido esta calamidad? Él mismo nos contesta: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, y los sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron, y no cumplieron mi ley —afirma el Señor. Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, y no me ha obedecido” (vv. 11-12). Y es que ídolos no solamente son estatuas y ritos; es todo aquello que anteponemos a Dios, quien es el único digno de recibir toda nuestra adoración y alabanza. Un ídolo puede ser tu carro, tu trabajo, un deporte, incluso tu hijo o padres. Esto no quiere decir que abandones tu trabajo o no ames a tus hijos y familia; no. Lo que Dios no quiere es que estén por encima de Él: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30).
¿Queremos que todo vuelva a la normalidad? Volteemos los ojos al Único y Suficiente Dios. Nunca es tarde para reencontrarnos con Él. Vayamos a su Presencia y con actitud humilde confesemos nuestros pecados.

Amado Señor: Es verdad que nos hemos olvidado de Ti. Te hemos cambiado por otros ídolos a quienes hemos adorado y servido. Te pedimos con el corazón sincero que nos perdones y nos limpies de todo mal. Te damos las gracias porque sabemos que, si nos humillamos ante Ti, Tú escuchas nuestra plegaria desde el cielo y nos sanarás de esta plaga mortífera. Gracias buen Dios porque conocemos de tu inmensa misericordia. ¡Alabado sea tu Santo Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: