Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.
Juan 15:2. NVI.
Lectura: Juan 15:1-8. Versículo del día: Juan 15:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Regularmente no se
entiende cuando se están haciendo las cosas bien y, sin embargo, el Señor manda
difíciles pruebas. Fijémonos lo que nos dice el versículo del día: “pero
toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía”. Así es. ¿Cómo
cuidamos una hermosa mata? La consentimos, le hablamos e incluso la podamos,
porque sabemos que al hacerlo va a reverdecer de nuevo y va a retoñar, más
linda que antes. Exactamente hace el Señor con nosotros. No nos poda por
capricho, nos poda para que vayamos y demos un fruto mucho mejor. Si el Señor
es la vid y nosotros las ramas, no podemos soltarnos de ese tronco porque sin
Él es imposible dar testimonio y avanzar (vv. 4-6). Por otro lado, cuando estamos
dando fruto, somos muy bendecidos, nuestra relación con Dios fluye de manera
directa; hay intimidad y unidad con nuestro Dios y obtendremos lo que pidamos
(v. 7).
Recordemos que somos
injertos adheridos a la vid verdadera, por fe en Jesucristo. Aprovechemos ese
flujo vital que tenemos con nuestra vid, para que el Padre sea glorificado.
Amado Jesús: en verdad,
queremos estar pegados a Ti para que de ese modo podamos dar el fruto que nunca
se va extinguir, el fruto hacia Ti motivado por el amor. El amor a nuestros semejantes
y el amor que fluye para honrar tu Nombre y darte toda la gloria y honra como
lo mereces. No permitas buen Dios que nos separemos de ese Tronco, porque sin
Ti somos inútiles para tu reino. ¡Gracias, muchas gracias Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario