viernes, 24 de abril de 2020

Confiando en Dios aun en épocas difíciles


“Así dice el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor! 
Jeremías 17:5. NVI.

Lectura: Jeremías 17:5-10.  Versículo del día: Jeremías 17:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Tal vez, el versículo se preste para malas interpretaciones, porque no quiere decir que seamos personas desconfiadas y creyendo siempre que nos van a hacer daño; no. De ninguna manera se trata de eso empezando porque el amor todo lo cree (1 Corintios 13). Esta confianza que se debe tener mutua en una relación bien sea de pareja, de amigos o incluso de trabajo es muy diferente a poner toda nuestra fe en el hombre. Un ejemplo claro que leí en estos días, era sobre un mandatario quien decía que ellos no necesitaban de nadie, incluso de Dios para salir adelante en esta pandemia. Es ahí donde precisamente Dios nos habla de su soberanía y poder, diciendo que el hombre que así piensa y actúa está bajo maldición. “Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita” (v.6). Esto es lo que le espera.
Sin embargo, es: “Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto” (vv.7-8). Esta es la actitud que debemos tomar todos los que confiamos en el Señor. Muy propicio para el tiempo que estamos viviendo, donde nuestra mirada debe de estar siempre en el autor y consumador de nuestra fe, el Señor Jesucristo. Él nunca nos dejará ni nos desamparará. Por esto mismo es hora de dejar la quejabanza por la alabanza, con la certeza de que nuestro Dios está al control de toda la situación presentada.

Amado Señor: te damos gracias por afirmarnos en tu Palabra y enseñarnos cada día a permanecer fieles a Ti sabiendo que tienes el control de nuestras vidas y que si nos acobijamos bajo tu sombra no temeremos mal alguno. Gracias bendito Dios porque no solamente nos cuidas, sino que escuchas nuestras plegarias. ¡Te alabamos y bendecimos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

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