sábado, 30 de marzo de 2013

Jesús: mi Amigo de verdad



Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. 
Juan 15:15.


Lectura: Juan 15:1-17.  Versículo del día: Juan 15:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Jesús, es el amigo de verdad; el incondicional, el que nunca falla. La relación entre el Señor y  Moisés era de amigos. Moisés apartó un lugar especial para ir a dialogar con su Amigo (Éxodo 33); allí, le hablaba con la seguridad que estaba presente.  Ahora, tenemos la certeza también que está en nosotros y se constituye en el Amigo de verdad.  No necesitamos de un sitio en especial, para hablar con Él; lo tenemos en el corazón y puede escucharnos desde cualquier lugar, en cualquier momento.
A veces no entendemos los porqués que nuestro gran Amigo nos pone en el camino, pero Él si sabe el fin de ellos.  En la lectura nos lo aclara: el Padre es el Labrador y está listo a podar las ramas que dan buen fruto, para que no se seque sino que siga en cosecha (vv. 1-2).  ¿Se entiende?  Un poco difícil; pero si su Palabra dice que todo nos ayuda a bien es porque así es (Romanos 8:28). 
Les comparto que poco a poco he ido entendiendo todo esto.  Es como si el Espíritu Santo solamente hubiese querido enseñármelo paulatinamente y ahora lo comprendo más.  Hoy aprendí algo nuevo que lo había leído mil veces pero que hasta hoy de verdad, hizo mella en mi corazón: Jesús es mi verdadero Amigo. Lo he escrito muchas veces porque es una de mis claves pero como siempre pasa: se tiene más en la mente que en el corazón.  En las lecturas de mi devocional diario una fue sobre el capítulo 33 de Éxodo y extasiada pensé qué privilegio para Moisés ser ese amigo del Señor, yo quisiera tenerle así de ese modo tan especial. Pasé a Juan 15 y el Señor aclara mi incertidumbre: ¡Soy tu amigo! Di mi vida por ti y si te he podado tanto es porque eres preciosa para mí y no quiero dejar de ver el buen fruto con el que me honras.  De verdad, estoy quebrantada.  El Señor permita que ustedes lo razonen de igual modo; no importa cuanto tengamos que pasar o esperar.

Mi Amado Amigo: Tú bien sabes que no es una, sino varias peticiones las que tengo para exponerte. Gracias porque abres mi entendimiento y me das la certeza de que escuchas y al igual que a Moisés me dices: “Cuentas con mi favor porque te considero mi amiga”. No tengo palabras para expresarte mi agradecimiento.  ¡Muchas gracias mi Señor; muchas gracias mi Gran Amigo Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

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