—Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.Lucas 24:46-47.
Lectura: Lucas 24:1-49.
Versículos del día: Lucas 24:46-47.
MEDITACIÓN DIARIA
Que se levante Dios. Que huyan todos sus enemigos y se
disperse la gloria del Señor (Salmo 68:1), para que se pueda predicar su
Palabra, la escrita desde tiempos antiguos por los profetas. El Señor se lo confirmaba a sus discípulos: “Cuando
todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que
está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”
(v.44). Sin embargo, les costaba
creer. En los tiempos actuales sucede
exactamente lo mismo. Dios es una
mentira; Jesús un ícono, objeto de burlas por unos y de fraudes por otros. Aun así, no podemos callar; Jesús es quien dijo
ser: el Hijo de Dios; el Cristo que vendría al mundo, padecería y después
resucitaría para que en su nombre se predicaran el arrepentimiento y perdón de
pecados a todas las naciones. Es
obligación hacerlo empezando por nuestra Jerusalén que viene a ser los de nuestra
casa, trabajo o vecinos.
“¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón
para creer todo lo que han dicho los profetas!” (v. 25). Tenemos que permitir que se esparza la gloria
de Dios por todo lugar y se conozca quien es en verdad Jesús de Nazaret. Ya no hay más tiempo para pensarlo; el mundo
está en un caos espiritual y tiene sed de Dios. Si no lo hacemos los creyentes,
vendrán otros y los llevarán por caminos equivocados. Seamos diligentes y demos
a conocer al Señor justo y poderoso; a la raíz de Isaí que ha vencido y el
Libro abrirá. Que seamos artífices de
muchos nombres colocados en aquel Libro.
Amado Señor: Nosotros sabemos que eres el Mesías que habría
de venir. Te conocemos y hemos presenciado tu gloria. Te pedimos que nos des el
denuedo para hablar de ti a tantos que no te conocen y tienen necesidad de llegar
a tus píes.
Un abrazo y bendiciones.
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